Ha tenido final feliz, pero el verano no ha sido fácil para Gonçalo Guedes. Después de las vacaciones post Mundial, se quedó fuera de la gira del PSG por Asia y no participó en los partidos de pretemporada. Recién llegado a València, se lo llevó la selección portuguesa, donde tampoco jugó. Ante el Betis, Guedes jugó sus primeros minutos (27) desde los octavos de final del Mundial ante Uruguay, era el 30 de junio. El pasado miércoles, ante la Juve, el portugués arrancó en el once titular. Llegó al minuto 70, pero no estuvo fino. Cuestión comprensible por ritmo, por nivel y por adversario. En Vila-real hubo un giro en las sensaciones. Guedes tuvo la última media hora y ofreció un fogonazo del futbolista capaz de marcar la diferencia en una acción individual. Incluso pudo ganar el partido con un gran disparo -marca de la casa- desde fuera del área. Asenjo aguantó el tipo gracias a sus reflejos. En ese tramo, ayudó a elevar las pulsaciones del Valencia. Dos disparos, dos regates y máxima intensidad (tres tackles). Guedes ofreció el atravimiento y la capacidad para ganar duelos en ataque -uno contra uno- que reclamó Marcelino tras la derrota ante la Juventus.

Guedes no está al 100% todavía, pero está cogiendo temperatura. No hay mejor noticia para el equipo. El Celta tiene que representar un nuevo paso adelante. Su impacto todavía no se siente en asistencias y ocasiones generadas (dos de sus especialidades), pero ya aparece destacado en disparos y regates en el marco del Valencia CF.

Habla el lenguaje gestual

Sus números en La Cerámica confirman su crecimiento. La diferencia por calidad y cantidad es evidente respecto a la suma ofrecida ante la Juve. Pero, más allá de los números es cuestión de sensaciones, de fútbol, de los gestos del futbolista, mucho más suelto.

Guedes entró en el minuto 55 y un par más tarde Jaime Latre expulsó a Parejo. Al momento, Marcelino corrigió cambiando a Gameiro por Coquelin y armó dos líneas de cuatro por detrás de Batshuayi. El equipo reaccionó con un jugador menos más a lomos del efecto contagioso de Guedes y de un Francis Coquelin. El centrocampista francés -después de seis meses fuera- le cambió el ritmo al Valencia. Guedes, Carlos Soler, Coquelin y Cheryshev (por derecha) empequeñecieron al Villarreal, que no se atrevió a buscar el triunfo en superioridad o no supo, consciente del peligro de abrirse ante un bloque cuyo peligro se multiplica con espacio para correr. En ese tramo, Gonçalo Guedes y Denis Cheryshev convirtieron a Sergio Asensjo en protagonista.

La reaparición radical de Coquelin y la versión mejorada de Guedes fueron la mejor noticia del partido, también lo fue la solidez de Gayà y de la dupla central Diakhaby-Gabriel, que dio un paso al frente en un momento donde Marcelino reclamaba darlo todo, en especial a los hombres de la columna vertebral. El fogonazo de Guedes es otro paso camino del mejor Valencia, más soluciones y más capacidad para intimidar. Los rivales están obligados a doblar la vigilancia.