El Valencia CF tuvo encima de su mesa a lo largo del verano la operación Iago Aspas, el delantero que esta noche será la gran amenaza en el partido que se juega en Mestalla frente al Celta de Vigo. Una operación que de inicio era difícil de llevar a cabo por la complicada ecuación resultante de combinar sus 31 años (los cumplió el 1 de agosto) y los 40 millones de euros de su cláusula de rescisión.

Era, en cualquier caso, uno de los elegidos por Marcelino, cosa que no escondía cuando se le preguntaba por ello aunque siempre descartó que el club pagara su cláusula. "Aspas yo creo que es uno de los mejores delanteros de nuestra liga. Cuarenta millones es la cláusula que tiene y creo que el Valencia CF no va a pagar cuarenta millones por Iago. Yo no digo que no los valga, porque me parece un jugador muy bueno pero no creo que el club esté en esa disposición. Bueno, prácticamente casi lo podría asegurar, sin ser los números algo de mi incumbencia, o de mi parcela, creo que es una situación, cuanto menos por mi parte, poco viable", llegó a decir.

La apuesta por Aspas tenía la bendición de Singapur aunque siempre que concurrieran determinadas circunstancias que finalmente no se dieron. Una, que el Celta aceptara negociar por debajo de esa cantidad. Otra, que el futbolista hiciera algún tipo de movimiento para forzar una salida. Y la última, que se produjera la venta de Rodrigo Moreno por una cantidad próxima a la cláusula de 120 millones de euros.

El presidente del Celta, Carlos Mourinho, dejó claro desde un primer momento que su predisposición no iba más allá de sentarse a negociar la forma de pago, pero nunca para una oferta por debajo de los 40 'kilos'. Ni el Valencia CF, que llegó a reunirse con los representantes del delantero, ni ningún otro club llegó hasta ahí, por lo que Iago se quedó finalmente en el Celta (tiene contrato hasta 2022) pese a que el caramelo de disputar la Champions League en algún momento le hizo dudar. El jugador siempre dejaba la puerta abierta a una posible salida: En el fútbol nunca sabes lo que va a pasar. Lo que sí es cierto es que aquí estoy muy contento con mi familia y mis amigos", dijo en una ocasión.

A la espera de que con el paso de las semanas la situación pudiera cambiar, el Valencia CF se centró en el fichaje de Kevin Gameiro, operación que consideraba mucho más asequible porque tenía el OK del futbolista y el Atlético sí quería traspasarlo este verano, como así fue. El final de la historia ya lo sabemos, el Valencia fichó a Gameiro, vendió a Zaza, se quedó con Rodrigo y acabó apostando por Batshuayi, cedido por el Chelsea.