Al Valencia CF le ha faltado en este inicio de curso el equilibrio que lo definió como un equipo de alto nivel competitivo la temporada pasada. La victoria en Anoeta valida los síntomas de mejoría evidenciados ante el Celta en Mestalla y destila, por encima de nombres propios, el concepto de equipo en su sentido más alto. El conjunto de Marcelino salió ganador con total merecimiento y la puesta en escena deja varios meritorios pero si hubo un protagonista sobre el césped ese fue Kondogbia. El centrocampista fue diferencial. En un primer tramo de desorganización, con el equipo partido -no logró pasar del centro del campo en los primeros 20 minutos-, comenzaron a aflorar las dudas y los miedos. Diakhaby exhibía su versión más falible, Parejo perdía balones, tenía miedo de dar un paso al frente y la Real amenazaba con descoser un sistema defensivo titubeante volcando su caudal en los laterales. Lato vio la amarilla en el minuto 8 y Zaldua, con mucha picardía, trató de buscar su expulsión por la vía rápida.

Pintaban bastos pero el Valencia CF logró salir de la cueva a lomos de Kondogbia. Se echó el equipo a la espalda, abrigó a Parejo, inyectó seguridad a una zaga totalmente nueva con respecto al partido del miércoles y su empuje provocó que el equipo adelantara las líneas. Su impacto fue brutal. A partir de ese momento -minuto 23-, el conjunto de Marcelino comenzó a producir; se aventuró a ir más allá de la divisoria y entraron en acción hombres como Soler, Cheryshev, Gameiro o Batshuayi. Hizo jugar a todos. Sin dominar la escena pero con cierto control, el Valencia CF creció hasta encontrarse con el gol. Leyó bien el partido. Y Batshuayi demostró ser capaz de todo. En un segundo pasa de ser un malabarista a vestirse de etiqueta. Es tan capaz de hacer una frivolidad sin sentido como de añadir un registro inédito al equipo. Sucedió este sábado. Si ante el Celta ofició como delantero boya, dominando el juego de espaldas y agitando el frente de ataque casi siempre de primeras, ayer hizo algo que el equipo no tenía hasta la fecha: los pases interiores en ataque estático. Buscó a Gameiro y este respondió con buenos desmarques. Al francés poco se le puede reprochar, más allá de un control no muy afinado. Lideró varios contragolpes, se vació físicamente con una gran implicación en tareas defensivas y fue decisivo con el gol apareciendo libre de marca al segundo palo para finiquitar una jugada colectiva iniciada por Parejo y servida por Cheryshev. Neto contuvo a la Real, primero en un córner y después en un penalti de Willian José. Soler hizo una segunda parte digna de mención y los cambios -Coquelin, Guedes y Rodrigo- aportaron estabilidad y frescura. Reforzados a Old Trafford.