El equipo de Marcelino García Toral sigue sin arrancar, cinco empates en cinco partidos en el estadio de Mestalla. El Valencia CF sólo pudo conseguir un punto ante el CD Leganés después de que un disparo de Gayà se convirtió en autogol de Juanfran en el minuto 85 del partido. Antes, en el minuto 63, los madrileños se habían adelantado gracias a un penalti anotado por Gumbau. Una acción que el colegiado, Iglesias Villanueva, no vio en primera instancia, pero que rearbitró con la ayuda del VAR. Castigó un golpe de Garay. Pese a la espesura del juego local, que se ganó algunos silbidos del público al final del encuentro, la victoria pasó por las botas de Kevin Gameiro en dos ocasiones. En ambas estrelló sus remates contra el portero del Leganés, Pichu Cuéllar.

Kevin Gameiro desaprovechó la gran ocasión del Valencia para haber llegado al descenso en ventaja. El partido transcurría por el ecuador del primer tiempo cuando tras una fluida combinación entre Rodrigo y Parejo la pelota cayó a los pies de Daniel Wass en la banda izquierda. El danés centró perfectamente para la llegada solo por el centro de Gameiro. El francés, con toda la portería para él, estrelló el balón contra Cuéllar. Como si la ocasión hubiese generado un punto de inflexión, a partir de ese momento los de Marcelino se fueron, poco a poco, apagando y facilitando la labor defensiva de un Leganés siempre bien replegado.

El Valencia comenzó con energía, dispuesto a hacer mover con rapidez el balón hasta las bandas, pero el único fruto en esos primeros 45 minutos acabó siendo el número de córners, siete. A los diez minutos sufrió el primer gran imprevisto de la tarde, la lesión de Denis Cheryshev. El según sería el penalti de Garay en la segunda mitad. Carlos Soler tuvo que calentar sin apenas tiempo y ocupar en el campo la banda derecha para que Wass pasara a la izquierda. Las caídas al área del danés eran lo único que inquietaba en cierto modo a un Leganés cada vez más cómodo con el paso de los minutos.

Cambio extraño

Una lluvia más intensa esperaba a los dos equipos en la segunda parte. Pellegrino replegó todavía más sus líneas con la entrada de un quinto defensa, Rodrigo Tarín, en lugar de El Zhar. El Valencia seguía siendo plano con el balón en los pies. Sin velocidad ni desborde en las bandas ni dinamismo para combinar por el centro. Las jugadas solían acabar con sencillos centros al área de Cuéllar. A los 58 minutos Marcelino decidió mover ficha. Sacó del campo a Piccini, lateral de carácter ofensivo, para apostar por Batshuayi en un equipo con tres puntas. Gameiro se quedó en posiciones centradas, mientras Rodrigo iría de una banda a otra.

Tras el gol del Leganés, la desesperación se apoderó del Valencia. El entrenador volvía a intentarlo con otro cambio. Coquelin, fuera. Ferran Torres, dentro. Rodrigo pasaba ahora a la izquierda. En los últimos diez minutos el equipo despertó entre el malestar del público ante la pobre imagen ofrecida por los locales. Y después del empate, acción de raza de un jugador comprometido como Gayà, Gameiro volvió a fallar una buena ocasión de gol. Esta vez estuvo más hábil, pero Cuéllar taponó rápido el espacio y repelió el remate en el área. La última jugada, en el 94', consistió en un cabezazo picado desviado de Batshuayi, el delantero más activo del equipo esta tarde.

Mestalla despidió con enfado, entre un manto de lluvia, a un Valencia estancado, que suma ya los mismos siete empates que durante toda la pasada temporada, y que se ha dejado por el camino 17 de los 27 puntos disputados ya en la Liga 18/19. La Champions, como mínimo, cuando acabe la jornada estará a cinco puntos de distancia.