Carlos Soler rompe como un animal competitivo. Si el centrocampista del Valencia CF comenzó acaparando los primeros focos gracias a su calidad, ahora también derriba barreras a fuerza de determinación y la última de ellas es una adaptación total a jugar por la banda derecha, un reto de dimensiones mayúsculas. Ante el Young Boys demostró que camina hacia una versión mucho más completa, endurecido física y mentalmente. El niño que hace siete años, ante el Schalke 04, ondeaba la lona de la Champions, marcó su primer tanto en la competición y lo hacía redondeando una exhibición de bandera, tras generar los dos primeros goles de una victoria balsámica para el Valencia CF. Su actuación tuvo premio: un sitio en el once más destacado del torneo junto a jugadores de la talla de Kroos, Benzema, Lewandowski o Mahrez, casi nada. Su crecimento se nota también en los galones y se palpa en los detalles. La derrota de la Juve conta el United anestesió la euforia en la medida que se complica las opciones de pasar a la siguiente fase de la competición pero ayer, casi 24 horas después del partido, lanzaba un mensaje de fuerza en las redes sociales: «¡Quedan dos partidos y hay que creer!». Nadie mejor para soñar. Y es que Soler no tiene miedo a nada.

Ni siquiera teme al Getafe de Bordalás, rival que protagonizó su peor pesadilla. El recuerdo del partido de hace un año en el Coliseum, cuando sufrió una lesión que amenazó con torcer su temporada, ocupa en su mente el espacio justo y necesario, no le atormenta. Fueron sus sensaciones más amargas en el fútbol, se refugió en su familia y tuvo que abstraerse del día a día mientras estuvo 'KO'. No había sufrido lesiones graves en todo su trayecto en la Academia, era la primera vez que se enfrentaba a algo así y justo sucedió en un momento de la temporada donde se encontraba muy bien. Se jugaba mucho cuando recibió una dura entrada de Ángel. Cada día era un examen para él, mirado con lupa tras su irrupción el curso anterior y con una adaptación pendiente a una nueva posición, por lo que, ante un diagnóstico equivocado -apuntaba a una dolencia menor- aceptó jugar ante el Celta, toda una muestra de implicación. La decisión, por parte del entonces médico, no fue la mejor y aquello pudo agravar un esguince que le tuvo algo más de un mes parado. Después le costó lo suyo volver a ser el Carlos de antes.

Para alegría del valencianismo el '8' superó ese episodio sin traumas y hoy asume con naturalidad que el Getafe, uno de los rivales más asperos del campeonato, volverá a llevar el partido al límite con la dureza de Damián Suárez y compañía. No importa, se siente preparado. «En el Coliseum me lesioné pero cuando vaya allí no voy a pensar en eso sino en conseguir los tres puntos para el equipo. La victoria contra el Young Boys nos va a dar mucha confianza ya que en el anterior partido contra el Girona ya merecimos ganar», relata el jugador de 21 años. Será, a su juicio, «una dura pelea» en la que el Valencia CF se juega ni más ni menos que validar el triunfo ante los suizos con otra victoria que permita «recobrar el buen camino en LaLiga». «Ojalá que contra el Getafe lo hagamos igual o mejor que contra el Young Boys. Queremos cambiar la dinámica de LaLiga, no queremos estar ahí y vamos hacerlo lo mejor posible para salir de ahí». En lo individual llega en su mejor momento de la temporada. «Venía trabajando bastante bien aunque es verdad que no hacía un gol desde el año pasado», explica, «tenía muchas ganas y,sobre todo aquí, delante de la afición». De los cuatro goles que ha anotado el equipo en la Champions, Soler puede presumir de haber participado en todos y eso se llama tirar del carro en los momentos más difíciles: «Esto me refuerza mucho para el futuro y sobre todo al equipo».