El punto de partida está fijado. El Valencia prepara el partido del Coliseum consciente de que el Getafe va a exigir más que el Young Boys. La realidad de LaLiga es dura, por posición, por puntos y por diferencia respecto a los rivales directos. Para que la victoria de Young Boys tenga valor auténtico hay volver a ganar ante un adversario especializado en agotar, interrumpir, desquiciar y no dejar jugar. El equipo de José Bordalás manda en LaLiga y destaca en Europa en dos apartados que perfilan una parte esencial de su personalidad: son líderes en faltas cometidas -casi 200 en 11 jornadas- y en tarjetas, 36 amarillas y dos rojas. Un sector de la crítica considera que el Valencia CF no está preparado para resistir y resolver el tipo de choque que le va a plantear el Getafe. La prueba es importante. El objetivo es dar continuidad al guión del miércoles por hambre y personalidad. El Young Boys brindó el 'ensayo' perfecto. Gerry Seoane intentó intimidar desde la agresividad y la respuesta del Valencia fue contundente. El equipo de Marcelino creció en la intensidad y se encendió desde los duelos; igualó -incluso superó- al Young Boys en la disputa hasta hacer sentir la diferencia de calidad y categoría. Getafe no es distinto, el Valencia debe demostrar que es mejor equipo.

La señal de los colmillos de los suizos está en las piernas de Kondogbia, Coquelin, Garay, Gayà o Guedes. Marcelino no denunció de forma gratuita la violencia del Young Boys, que se marchó con 25 faltas, muchas al límite del reglamento. Sékou Sanogo fue expulsado con roja directa después de una entrada criminal sobre Coquelin, pero debió irse a la calle en la primera parte, donde pegó muy duro a Kondogbia. El árbitro también perdonó la doble tarjeta a Lauper y Moumi Ngamaleu. Benito, Mbabu... el despropósito se saldó con cinco amarillas. Pese a eso, las estadísticas advierten que el Valencia ganó más duelos, 69 por 62 del campeón suizo. El Young Boys cubrió un par de kilómetros más de distancia, como en el Wankdorf, pero la acción fue muy diferente. El Valencia contrarrestó y mandó, dio respuesta física y táctica para subrayar su fuerza en el apartado técnico. La diferencia fue la personalidad: piernas sueltas, mente clara y un rival que corrió... para pegar.

En la guerra de guerrillas, Bordalás ha hecho sufrir hasta a Simeone. El Getafe compite de maravilla, se rompe pocas veces y casi nunca se desenchufa. Su estructura es clara (4-4-2) y firme. Pocos espacios, bloque bajo, fútbol directo, llegadas por banda. El Getafe es lobo con piel de lobo; tiene pocas debilidades, privilegia la defensa, juega con criterio y castiga al máximo los errores del rival. Rápidos, aguerridos y con las ideas claras, hacen buenas transiciones en ataque y en defensa.Su abecé es sencillo, no lo hacen bonito, pero juegan de maravilla por recursos y estilo.Juego de errores

El Getafe no regala nada y el Valencia tiene claro que no puede hacer regalos. Por eso, una de las premisas de Marcelino es limitar las pérdidas, mezclar seguridad y atrevimiento, medir los momentos, y terminar las jugadas. Por eso, insistió mucho en "pegarle", en disparar.