Marcelino García Toral se ha cansado de Michy Batshuayi. El técnico del Valencia lo ha dejado fuera de la lista de convocados por primera vez en la temporada. El internacional belga no ha viajado a Getafe. Un desenlace que se veía venir por las palabras y las decisiones del técnico durante las últimas semanas. El problema es que el delantero no ha hecho nada por evitarlo. Toques de atención, castigos deportivos o recados en rueda de prensa. Nada ha servido para ganarse al belga para la causa. De castigado a suplente y de suplente sin ni siquiera calentar a descartado. Y lo peor es que la ausencia del belga no solo es una decisión técnica. Va más allá. Hay 'caso Batshuayi'.

El técnico está decepcionado con el rendimiento del delantero. Sin embargo, su preocupación va a más allá. Marcelino y el vestuario le exigen una mayor implicación con el equipo a todos los niveles. Tanto en el campo como fuera. Desde dentro se tiene la sensación de que el jugador mira más por lo individual que por lo colectivo, como pasa también en el césped. Marcelino ha tomado esta drástica decisión en busca de una reacción del delantero, aunque viendo su comportamiento en estas últimas semanas, no se es muy optimista. Parece complicado reintegrarlo aunque la obligación del entrenador y de los pesos pesados del vestuario es recuperarlo... si es que se deja. Antes de que fuera oficial la convocatoria, Marcelino ya dejaba entrever en público su frustración: le falta ilusión y convencimiento para querer rendir mejor: «Michy, al igual que el resto, siempre tiene que tener la perspectiva de rendir mejor, siempre hay que tener esa perspectiva, ilusión y convencimiento. Si ahora juega Mina es porque su rendimiento es mejor que el resto se llamen como se llamen, nosotros intentaremos ser justos y ahora la influencia de Mina en el equipo es mayor que cualquier otro jugador», decía.

Batshuayi marcó el primer gol del Valencia en Champions en Suiza el 23 de octubre y Marcelino le dio continuidad en el once cuatro días después en San Mamés. Lejos de aprovecharlo y dar un paso adelante, el belga lo dio hacia detrás. Marcelino lo sentó en el descanso contra el Athletic. No le gustó nada su comportamiento. Falló un claro mano a mano y se perdió en protestas y batallas individuales que pudieron perjudicar y mucho al equipo. Pudo dejar al equipo en inferioridad numérica por protestar al asistente. «Vimos que con la amarilla había perdido la concentración y eso podía llevarle a una situación que no deseábamos: podíamos habernos quedado con diez», explicó Marcelino días después. A partir de ahí fue suplente contra el Ebro (45'), frente al Girona (17') llevándose los primer pitos de Mestalla y ni siquiera calentó el miércoles ante el Young Boys. 0 minutos. Marcelino en rueda de prensa le envió un recado. «Mina juega para el equipo, no para él». Era la antesala de lo que pasó el viernes.