El Valencia tocó fondo hace una semana contra el Girona entre silbidos y pañuelos de Mestalla. La crisis de resultados del equipo exigía cambios y Marcelino García Toral los ha hecho. A su manera. Sin grandes revoluciones, sin necesidad de tocar el sistema, pero con decisiones valientes e inéditas esta temporada que han contribuido a la mejoría del equipo. El discurso de «insistir e insistir hasta derribar el muro» se había convertido en insostenible. Alguna tecla había que tocar y el asturiano lo hizo. Se encerró en Paterna con sus jugadores para blindar el vestuario, dio continuidad a un once con su vieja guardia y sin rotaciones por primera vez esta temporada y le retiró por fin la protección a algunos jugadores que no estaban rindiendo a la altura. Como Michy Batshuayi. La reacción empezó en el banquillo.

Adiós las rotaciones. Una de las claves principales que explica la reacción del Valencia en los últimos días es la continuidad del once titular. Marcelino ha apostado por la misma alineación en los tres últimos partidos. Neto, Wass, Garay, Paulista, Gayà, Kondogbia, Coquelin, Carlos Soler, Guedes, Rodrigo y Santi Mina. Los once elegidos de Marcelino perdieron contra el Girona, pero tuvieron la confianza del entrenador para repetir en las victorias contra el Young Boys y el Getafe. El asturiano se vio obligado a dar entrada a Parejo por el 'tocado' Kondogbia en el Coliseum, pero su intención era arrancar con el francés de inicio. El plan era repetir por tercera vez. Algo inédito desde que Marcelino aterrizó en el banquillo del Valencia. La única vez que repitió once en dos partidos consecutivos fue hace un año en las jonadas décimocuarta contra el Getafe y décimoquinta frente al Celta.

«Apenas habrá 72 horas entre partido y partido y haremos cambios. Va a haber bastantes cambios». Esta fue la tónica habitual de Marcelino esta temporada. Repartía minutos para dar descanso a los mas habituales y enganchar a los teóricos suplentes más allá de sus merecimientos. Nada de eso pasó esta semana. Marcelino antepuso la necesidad de estabilizar el equipo a base de victorias a los riesgos que suponía alinear de inicio a jugadores al límite físicamente como Guedes, Gayà o Coquelin. Le salió bien.

El premio para Wass y Mina

El único fichaje del once de Marcelino es Wass. El resto forman parte de la plantilla de la temporada pasada. La elección del danés en el lateral derecho forma parte de esas decisiones 'novedosas' del técnico en los últimos días. El Marcelino de siempre habría dado entrada a Vezo en una estadio exigente como el Coliseum. El sábado no fue así. El Wass de Champions tuvo premio.

Marcelino se olvidó de las rotaciones, pero también del proteccionismo hacia algunos jugadores que no estában rindiendo al nivel esperado. Se acabaron las segundas, terceras o cuartas oportunidades. Si Mina se lo merece, lo «justo» es que tenga continuidad. Si Batshuayi no suma, al banquillo o a la grada. El viernes por primera vez en la temporada Marcelino descartó al belga por decisión técnica. El delantero había tenido tenido minutos en todos los partidos oficiales hasta el del miércoles contra el Young Boys. Aquella noche fue suplente. Ni salió a calentar. Tres días después no viajó ni a Getafe. Toque de atención serio para Batshuayi y para todos.El origen de la recuperación

La reacción del equipo se empezó a gestar el lunes en el vestuario de la ciudad deportiva Marcelino encerró a la plantilla en Paterna para analizar el 0-1 del Girona y blindar el vestuario. El técnico quiso evitar todo tipo de filtraciones de dentro hacia fuera para no debilitar más al grupo y hermetizar al máximo la plantilla para protegerse de las críticas del exterior. «Las victorias no van a tardar en llegar», aseguró a sus futbolistas en un mensaje idéntico al público. Los resultados y sus decisiones le han dado la razón.