Francis Coquelin es uno de los futbolistas que mejor representa el espíritu del cambio, todavía en estado embrionario. Por seguridad, energía, compromiso, juego para el equipo e intensidad para salir ganador en cada duelo, Coque es una de las banderas de esa reacción levantada a base de golpes en el Valencia CF. El centrocampista francés todavía no ha alcanzado el volumen previo a la rotura en el tendón de Aquiles, pero la recuperación es absoluta. En dos sentidos, momento de forma e impacto defensivo. Ante el Getafe fue el futbolista que más balones recuperó: trece. Además, completó un 100% en duelos aéreos -tres de tres- y entradas, cinco de cinco. El valor de Coquelin para Marcelino es tremendo, desdramatiza cualquier ausencia. Ha funcionado muy bien con Kondogbia en ausencia de Parejo y en el Coliseum mezcló cualidades de maravilla con Parejo. No hubo que forzar a Kondogbia, machacado por la violencia del Young Boys.

En términos de rendimiento objetivo, Coquelin hizo un partido notable ante el Getafe. El francés estuvo entre los tres mejores futbolistas en intervenciones (82), pases totales, duelos aéreos, táckles, interceptación y balones recuperados (13), como no. En número de pases estuvo por encima de Parejo. Coquelin interpretó una función de seguridad y contención, pero su influencia se sintió, sobre todo, en campo propio, prácticamente no apareció en el último tercio. Menos profundo, tejió sociedades en corto, aprovechando el mando de Parejo en esa parcela. Cometió muy pocos errores en un partido donde una de las premisas era no fallar. Más, ante un rival especializado en castigar cualquier desliz.

Intensidad y mucho más

En ese contexto de guerra de guerrillas y acciones al límite del reglamento, Coquelin hizo sentir su dominio. Ya le sucedió en Liga de Campeones, ante el Young Boys. Aunque el miércoles, junto a Kondogbia, asumió más responsabilidades en la creación. Sékou Sanogo sólo pudo frenbarlo a golpes. Coquelin y Geoffrey pasaron por encima de la sala de máquinas de los suizos. Los dos hicieron sentir su poder físico y su calidad superior. El Young Boys equivocó la estrategia. Si el objetivo era intimidar al Valencia a base de golpes, su violencia generó el efecto contrario. El Valencia se creció en los duelos, se vino arriba en cada uno contra uno ganado, en defensa y en ataque. La acción de los suizos fue radical. En dos partidos de tremenda exigencia, por ritmo, despliegue y cruzada de las segundas jugadas, el Valencia ha salido vencedor, sin necesidad de caer en el juego sucio. La dupla Mauro Arambarri-Maksimovic tampoco pudo superar en despliegue a Coquelin.