Todo lo sucedido el martes profundiza en el terreno de los errores cometidos en la planificación y en la gestión del equipo desde el verano. El aficionado y la crítica tienen la madurez suficiente para entender que cualquiera puede perder ante un rival tremendo como la Juventus; asumen la dificultad, pero cuestionan la mentalidad del responsable y piden explicaciones por el rendimiento ante rivales como el Young Boys.

Turín duele, pero fue en Berna donde el equipo no estuvo a la altura. Fue allí donde voló la Champions y la opción de pelear la clasificación, mano a mano, con el Manchester United. Esa ilusión negada de una última gran noche en Mestalla es lo que ha disparado la decepción. Ese es el fracaso. El equipo ha mejorado y está mejorando, pero el desgaste de estos cuatro meses se ha llevado por delante un alto porcentaje del crédito acumulado por Marcelino, más prisionero que nunca del resultado. LaLiga y la Copa mandan la próxima semana, después, el Valencia tendrá que resolver una última cuestión en la Champions, el partido ante el Manchester United. El choque Marcelino-José Mourinho tiene peso en cuatro planos: ingresos económicos, prestigio, orgullo y futuro. La victoria es la única vía para garantizar la condición de cabeza de serie en el sorteo de la Europa League(17 de diciembre).

El Manchester United tiene un valor, como mínimo, el premio de 2,7 millones de euros por victoria en la competición. Con cinco puntos, el Valencia CF necesita ganar para estar entre los cuatro mejores terceros. La mejor forma de comenzar el nuevo reto pasa por despedir la competición con un triunfo. La mecánica para componer los bombos es sencilla. Los doce líderes de grupo de la Europa League forman como cabezas de serie, junto a ellos van los cuatro mejores terceros de la Liga de Campeones. Los cuatro peores terceros van al otro bombo, con los doce segundos de grupo de la Europa League. Existe otra ventaja, la posibilidad de resolver la eliminatoria en casa, activar el factor Mestalla.

El sorteo tiene otras dos condiciones: los clubes que vienen del mismo grupo no se pueden enfrentar, tampoco los de la misma federación nacional. El Valencia evita seguro a Betis, Sevilla y Villarreal en dieciseisavos, pero se juega arrancar contra Chelsea o Arsenal, por ejemplo.

La Europa League ha sido trampolín deportivo de Sevilla y Atlético, pero la competición tiene doble filo. La etiqueta de segunda división europea es equivocada. Sin Juventus, Manchester City, Bayern, Barça o Madrid, la Europa League ofrece un contexto competitivo más abierto e igualado, pero muy exigente. Cualquiera puede ganar a cualquiera. El nivel se ha ido elevando y el ecosistema permite pocas concesiones, empezando por una ronda más a superar. A partir de enero, Marcelino y la plantilla asumirán un nuevo desafío competitivo. Será una prueba de ambición y personalidad, empezando por el Manchester United.