Dani Parejo es uno de los futbolistas que más posiciones contrarias genera. En la historia reciente del club no se recuerda un caso similar. Respeto y reproches a partes iguales, polarización al extremo y una realidad: cuando el centrocampista está bien, el equipo suele estar bien. Son vasos comunicantes. Culpable en las derrotas y pocas veces reconocido en el triunfo. No es una novedad. Parejo siempre tiene que hacer un poco más... Ese es el precio que paga por portar el brazalete, por trayectoria, por madurez, por capacidad, por posición y por estatus. El nivel de exigencia al que está sometido tiene que ver con todo eso y con su calidad. La unanimidad es -casi- absoluta cuando juega como jugó la temporada pasada o hace partidos importantes, como ocurrió ante el Huesca.

Parejo en esencia, marcado en negativo por una pérdida de balón ante Longo, solventada gracias a la intervención de Soler y la falta de claridad del delantero italiano. Ese tipo de errores pesan hasta tal punto que su gol, su volumen de acción o su mando quedan en segundo plano en el imaginario colectivo. El fútbol es mucho más que eso, mucho más que números y Piccini vale como ejemplo, héroe total y símbolo del triunfo ante el Huesca. Detrás de toda la explosión o de la arenga final de Gayà

Parejo se despidió hasta 2019 como mejor jugador de la jornada 17 en LaLiga (según el rating de WhoScored) y se consolida como mejor futbolista del equipo en este apartado. Tiene mucho mérito y no es una cuestión que suceda siempre. Al contrario. El acontecimiento consolida las sensaciones: Parejo está volviendo a ser Parejo, con sus virtudes y sus defectos. El cosladeño arrancó mal la temporada y esa es una realidad que nadie puede discutir. Lejos de su mejor versión, el equipo acusó su falta de pulmón y de claridad. En Berna, ante el Young Boys, tocó fondo. Fue superado y cometió el penalti que crujió buena parte de las opciones de avanzar en Champions. Después, tuvo que parar por unos problemas físicos.

El 'descanso' le vino perfecto para cargar pilas. Desde que reapareció ante el Getafe ha ido a más. Transformó el penalti para el triunfo en el Coliseum, puso la asistencia de gol a Diakhaby en el empate ante el Sevilla y el pasado domingo volvió a marcar, por primera vez no lo hizo desde el punto de penalti. En el último mes y medio su rendimiento está creciendo claramente y ha sumado tres MVP, uno más que Soler, mejor jugador en Champions. Sólo Gayà, Rodrigo, Kondogbia, Garay, Neto y RodrigoGarayNetoBatshuayi lo han conseguido esta temporada. Las estadísticas son estadísticas, necesitan un contexto y un análisis, pero la muestra es suficiente para pensar en positivo: Parejo está reconstruyendo su mejor versión. Marcelino decidió recuperarle con minutos consciente del tipo de futbolista que tiene entre manos. Ha merecido el banquillo, Coquelin pero el míster siempre ha tenido claro que su hombre es Parejo, en las buenas y en las malas, asumiendo una presión y un riesgo que para Marcelino no es tanto. Todo tiene un sentido. Parejo está haciendo y ha hecho un trabajo enorme por el equipo. Fontanería de vestuario. Si el Valencia CF.

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