Ronaldo Nazário pertenece a Río de Janeiro. Brasil en estado puro. Hombre de mundo, asociarlo con la vida y los negocios en grandes capitales como Madrid, Milán o Barcelona es fácil. Imaginarlo en Valladolid era mucho más complicado, pero... ahí está. El pasado mes de septiembre se convirtió en el máximo accionista del Real Valladolid. Por algo más de 25 millones se hizo con el 51% de las acciones. ¿Por qué Valladolid? Por la relación precio-potencial. El club pucelano tiene una deuda próxima a la inversión realizada por el brasileño, pero quedará prácticamente a cero con los ingresos del ascenso más los derechos de televisión. El objetivo es crecer, paso a paso.

Ronaldo toma un equipo de Primera, prácticamente saneado, y con un margen grande por explotar, según su visión. La ciudad es la más poblada de Castilla y León, se encuentra a sólo una hora en Ave de Madrid y tiene una masa social ansiosa por deporte de primer nivel. Ahora viene lo más difícil: transformar las buenas intenciones en resultados y aprovechar esa energía para producir un salto de calidad en el proyecto.

Carlos Suárez, anterior máximo accionista -mantiene un paquete del 7,1%- sigue como primer ejecutivo, mientras que Ronaldo es presidente del consejo de administración. Uno de ellos o los dos estarán en el palco del Camp de Mestalla este sábado. Ronaldo, mano a mano con Anil Murthy y Mateu Alemany. Gran fotografía.

Más y mejores oportunidades

El club, la ciudad, el cuerpo técnico y los jugadores reciclaron la llegada de Ronaldo como una oportunidad fantástica. Sólo por lo que significa la marca del brasileño, Valladolid ha entrado en el mapa de los clubes alumbrados por un foco de atención permanente. Mejores contactos, más oportunidades de negocio, más fuerza para atraer y retener futbolistas. El circuito está claro.

Ronaldo -cabeza visible de un grupo inversor- comenzó apostando por la continuidad. El brasileño, que podía haber roto con (casi) todo, arrancó dando valor a los protagonistas del ascenso. Respaldó la renovación de Sergio González y parece que la intención es hacer lo mismo con el director deportivo, Miguel Ángel Gómez, que recaló en Zorrilla en junio de 2017.

Lo difícil viene ahora que el equipo lleva una victoria en nueve jornadas de LaLiga. El bloque de Sergio tiene margen todavía y el objetivo está clarísimo, mantener la categoría... pero es fútbol. El momento reclama un impulso y refuerzos. Los movimientos marcarán tendencia.