Marcelino ha buscado soluciones, con buena intención, pero sin éxito. Pura ley de Murphy. Si trabaja el balón parado, los jugadores se ponen más tensos y conceden tres goles por centro lateral. Si coloca tres centrales para reforzar la defensa... el equipo pierde seguridad en área propia. Si consigue rascar un estímulo positivo (el gol de Piccini ante el Huesca), el reglamento le resta continuidad y pierde a la vez dos futbolistas vitales como Gayà y Soler. Las bajas -también el perfil del Alavés- estimularon el cambio de dibujo en Vitoria. No Gonçalo Guedes, no Kondogbia, no Coquelin. Una locura. Marcelino ha tenido pesadillas y eso le ha llevado a tomar decisiones comprensibles, pero contraculturales. Por todo eso, la recuperación de Francis Coquelin En un equipo con problemas para imponer la lógica, el regreso del mediocentro francés permitirá ganar naturalidad y ayudará a simplificar dificultades. Cada futbolista en su mejor posición, roles conocidos y funciones claras.

Coquelin es la mejor noticia de la convocatoria. En la lista no está Batshuayi, al que Thierry Henry ha abierto la puerta del Mónaco (se conocen y se gustan); su salida está en marcha y la decisión es irreversible. El fracaso de su no adaptación ha hecho daño a todas las partes. Para paliar su ausencia, Kang In sigue presente. El míster dejó claro que el partido del Valladolid lo defenderán los pesos pesados, pero la energía nueva del surcoreano es oxígeno y una ayuda por explotar.

Coquelin es sinónimo de orden y no sólo por sus cualidades. Más allá de la acción e intención que aporta sobre el césped, más allá de sus prestaciones, Marcelino podrá configurar un once titular próximo al ideal. En el centro del campo Soler volverá a arrancar desde derecha (sumando como tercer centrocampista), Denis Cheryshev se pegará a la izquierda para abrir el campo y Parejo Sobre la pizarra se perfilan una serie de mínimos competitivos que deberían ser suficientes para competir con garantías ante el Valladolid, para imponerse en las dos áreas y en la sala de máquinas. Neto en portería. Defensa de cuatro con Gayà, Gabriel, Garay más Piccini. La mejor posible. Arriba, la mejor delantera posible también con Rodrigo y GayàGarayPicciniRodrigoSanti Mina

Esclavo de la pólvora mojada, el Valencia tiene que sacar los dientes. La situación no es idílica, pero el grupo sigue vivo, tiene que volver a confiar en sí mismo, convencer y alejarse de los miedos que le castigan, que subrayan las limitaciones de su abecé y comprometen su mejor versión. Marcelino está en la reserva en lo que argumentos se refiere, al límite en el apartado mental. Hoy, la esperanza pasa por ganar al Valladolid e ir reponiendo el plumaje, la confianza y el fútbol. Pasito a pasito, primero Guedes¿Imaginan un Barça sin Messi, sin Busquets, con Suárez en crisis y a una docena de puntos del liderato? Eso está pasando aquí. Marcelino y Mateu comparten la esperanza y muchas hipotecas. De otra manera, la cabeza del míster asturiano ya habría rodado. El problema es que la conexión crédito-tiempo está rota. El Valencia CF no va a remontar de repente. Valencia CFCoquelin