El entrenamiento del Valencia CF estaba a mitad cuando Marcelino García Toral reunió al grupo en el centro del campo. A puerta cerrada, apartados de las cámaras y bajo las únicas miradas del presidente, Anil Murthy, y algunos asistentes, el entrenador hablaba y los jugadores escuchaban con atención y seriedad. La transcendencia de la cita del sábado en Vigo es máxima y el 'jefe' hizo una pausa de diez minutos para recordar a los actores principales la fórmula para atacar al Celta, un equipo que padece en defensa. En definitiva, las claves con las que proseguir con la fluidez ofensiva de la segunda parte frente al Sporting. Ese punto de partida o inflexión con el que, como él mismo apuntó, sueña el técnico del Valencia.

«Ferran, ¡esa es, valiente!»

En el descanso de la vuelta copera Marcelino animó a los futbolistas a liberarse de la presión. A desatarse de cualquier temor y atreverse a jugar con confianza para sacar a relucir sus mejores virtudes. Especialmente, al joven Ferran Torres, quien fue la prueba más evidente de la transformación. Nervioso y atenazado en la primera mitad, en la segunda el extremo de 18 años comandó el ataque con desparpajo, regate, desborde, centros peligrosos al área y remate a gol. La preparación del Celta-Valencia de mañana continúa con el mismo plan en cuanto al aspecto mental. La confianza es uno de los valores fundamentales que Marcelino pretende que el equipo recupere.

«¡Decisión!», «¡Venga, esa es valiente!», «¡Ahora, métela! ¡Haz el gol!»... Estas fueron algunas de los instrucciones del entrenador a los futbolistas que se oían más allá de los límites de la Ciudad Deportiva. Marcelino no escatimó energías, ni los jugadores actitud en un entrenamiento que se alargó durante más de hora y media. En la mayor parte del tiempo el trabajo del cuerpo técnico con el equipo se centró en la manera de daña al Celta, que es uno de los conjuntos más goleados de la Liga con 32 goles encajados en 19 partidos. Miguel Cardoso, entrenador de los celestes desde mediados de noviembre, no ha podido cortar la sangría defensiva de un bloque confeccionado para el ataque que sufre corriendo hacia atrás y deja demasiado espacios entre los mediocentros y los centrales.

Ayer el Valencia ensayó el contragolpe mediante envíos largo a la espalda de los defensas, un modus operandi con el que hace un año triunfaba en la primera campaña de Marcelino en el banquillo. El asturiano demandó este jueves a los suyos que mantengan el dinamismo y la velocidad en campo rival mostrada el martes frente al Sporting. Los blanquinegros trabajaron múltiples aspectos ofensivos y el entrenador se encargó de controlar que sus delanteros -Rodrigo, Mina y Gameiro- no cayeran en la trampa del fuera de juego, arma habitual de equipos construidos hacia arriba como es el Celta.

Convicción. Atrevimiento. Valentía. Son palabras recurrentes en el vocabulario de Marcelino con sus goleadores. Las repite a menudo, incidiendo especialmente en la cuestión mental, porque que confía ciegamente en la calidad tanto de los delanteros como de los hombres de segunda línea. Si la reacción de Ferran en la segunda mitad ejemplifica el descaro que el míster quiere en los extremos para eliminar adversarios y enviar centros al área, los goles de Santi Mina al Sporting simbolizan lo que Marcelino pedía ayer a los delanteros: Decisión por encima de los centrales rivales.

Bajo la mirada del presidente

La práctica siguió experimentando todo tipo de ataques. Después de los balones en largo, los centrocampistas surtieron de centros laterales a los hombres de ataque, que entre defensas y 'muñecos', debían lanzarse al remate. Rodrigo Moreno destacó embocando balones a gol, buena noticia para su autoconfianza y para un técnico satisfecho con la respuesta del grupo a su exigencia. El presidente Anil Murthy, horas después de su regreso de Singapur, no perdió detalle del esfuerzo de los futbolistas y transmitió tranquilidad tanto al cuerpo técnico como a los jugadores.