Minuto 63 de partido en el Coliseum. Arambarri comete una dura entrada sobre Gameiro en la que de no haber sido porque toca balón en plena embestida probablemente hubiera visto la roja. El árbitro considera el matiz y le concede la amarilla pero la patada pasa factura a Kevin Gameiro, condenado a abandonar el terreno de juego entre ostensibles muestras de dolor. La parábola resume en una acción uno de los atajos más específicos del fútbol de Bordalás. El delantero del Valencia CF se llevó un susto de los grandes. No podía ni apoyar el pie izquierdo sobre el césped, la patada le cazó un poco más arriba del tobillo -a la altura del peroné- y ahora cruza los dedos para que sea solo un golpe y se pierda el menor número de partidos posibles. A falta del resultado de las pruebas médicas, que se le practicarán este jueves una vez haya desaparecido todo el líquido en la zona del hematoma, en el club están preocupados. Primero, por Gameiro. Después, por la falta de efectivos en ataque. La lesión del francés es un contratiempo serio.

Marcelino lo comentaba en la previa: «Si podemos, incorporaremos algún futbolista de ataque. Si no podemos, intentaremos optimizar el rendimiento de lo que tenemos y rezar para que no haya lesiones». La primera en la frente. Sin Batshuayi, sentenciado, y con un Gameiro al que se le puede dar por descartado ante el Villarreal, el Valencia CF se jugará ni más ni menos que sus opciones de consolidar el cambio de dinámica este sábado únicamente con Rodrigo y Mina.El conjunto de Marcelino llega mermado -solo con dos delanteros disponibles- a uno de los momentos más decisivos de la temporada. La trascendencia del partido contra el Villarreal es total, el tejido competitivo de la plantilla se ve amenazado y al mercado invernal le resta aproximadamente una semana para bajar la persiana. En la cúpula del club tienen asumido que el impulso que pueden suponer los fichajes puede ser determinante sobre la dinámica del equipo. Creen que, junto con la incorporación de jugadores como Kondogbia y Guedes a lo largo de las próximas semanas, puede tener un impacto especial en las probabilidades de salir adelante.

La confianza en torno a la estabilidad del proyecto, de hecho, tiene mucho que ver con estas circunstancias. Mateu Alemany, Longoria, Marcelino, Anil Murthy y Lim están convencidos de que fichar puede ser clave y tras la reunión mantenida con el propietario en Singapur el presidente y el máximo ejecutivo del Valencia CF volvieron con muchas cosas claras. En la cuarta planta de las oficinas de Micer Mascó hay un plan trazado con varias líneas de actuación, varias opciones abiertas y está sujeto a distintos escenarios de mercado. No se trabaja en un solo nombre y el proceso, silencioso, se puede acelerar en cualquier momento pero de momento entramos en la recta final y los fichajes no llegan. La consigna deportiva es muy clara: la calidad por encima de la premura. Marcelino, como siempre hasta la fecha, ha preferido apurar en el tiempo para acceder a la mejor opción, consciente que se trata de un paso muy importante para revitalizar al equipo, pero ha llegado un momento que nadie esperaba: necesita delanteros y no los tiene. El mercado invernal ofrece muy pocas opciones que convenzan y el contexto del equipo -en términos de vestuario y también de clasificación-, junto al escaso margen económico de la entidad limitan las posibilidades.

No hay margen de maniobra. Recuperar a Batshuayi no parece una opción ni siquiera como solución de emergencia por lo que Marcelino, además de aferrarse a Rodrigo y a Mina, «reza» para que lo de Gameiro se quede en lo más leve posible. La participación del francés ante el Villarreal es improbable y la situación, con la lesión de Gameiro, obliga a fichar un delantero.