El domingo por la mañana en la Ciudad Deportiva de Paterna comenzó a gestarse la remontada frente al Getafe: La clasificación para las semifinales de Copa en la temporada del Centenario. El Valencia CF había calmado la situación en la Liga imponiéndose al Villarreal CF en el derbi con un contundente 3-0. A la mañana siguiente todas las energías y cada uno de los cinco sentidos de futbolistas y técnicos se concentraron en el plan para derrumbar la resistencia que iban a poner los de José Bordalás en su intento de hacer bueno el 1-0 del partido de ida. Pese a la importancia del próximo rival en la Liga, el Barcelona y el Camp Nou quedaban totalmente aparcados hasta después de la gesta.

El mensaje de la afición al concluir el duelo con el Submarino caló hondo. «¡Mestalla quiere la Copa!». Fue el cántico, el grito de 'guerra' con el que los seguidores del Valencia calentaban motores con vistas a lo que esperaba en la noche del martes. A la mañana siguiente Marcelino y los jugadores hablaron en el interior del vestuario y una imagen en la sesión a puerta cerrada trascendió a los ojos de SUPER. El entrenador y uno de los capitanes del equipo, Jaume Domènech, el portero de la Copa, reflexionaron solos en el campo y detrás de las lonas sobre la importancia moral de pasar a unas semifinales, acercarse a tres partidos de un título.

La plantilla se ha convertido en la fuerza motriz en el club a la caza de un título como el de Copa. Una realidad, por encima de las prioridades económicas que se tradujeron en aquellas palabras en público del director general, Mateu Alemany, cuando el equipo todavía no había levantado el vuelo y refrendadas después por el técnico. «Juguemos con los que juguemos, intentaremos llegar lo más lejos posible, pero prioridad absoluta para la Liga. La Liga Europa es otra dimensión. Importante, interesante y muy atractiva...». Pese a viento y marea, es decir, las dificultades de una pobre clasificación y las lesiones de Guedes y Kondogbia, los jugadores han apostado por no escatimar nada a orillas de una final.

Este comportamiento, ejemplo de compromiso y profesionalidad, ha conquistado a Marcelino. La alineación, sin guardarse nada, a diferencia del partido en el Coliseum y a pocos días del Barça-Valencia, fue la prueba. Lo confesó el propio entrenador después de la eufórica noche del martes. «La alineación ha sido tremendamente competitiva. ¿Cuánto ha discutido consigo mismo, debatiéndose entre las prioridades del club y el 'gusanillo' de vivir una clasificación como esta?», preguntó un periodista. «Conmigo discuto poco. Pienso, dialogamos y decidimos tras reflexionar. Tenemos una muy buena relación con la plantilla y hemos decidido que esto era lo mejor. Afortunadamente, salió muy bien. Y estoy muy orgulloso por ellos, por los jugadores», respondió el míster asturiano.

Marcelino se siente profundamente agradecido a una plantilla que dio la cara por él en sus momentos más duros en el banquillo de Mestalla. «Los jugadores son los verdaderos protagonistas de esta maravillosa noche y por esa razón deben disfrutarlo ellos, que lo han sufrido muchísimo, aunque puede que yo a alguno de ellos les igualé», explicó el entrenador. «En momentos de dificultad defendí a esta plantilla con mis fuerzas. Teníamos una plantilla que sufrió, un grupo de buenos futbolistas, profesionales y buenas personas, pero con resultados adversos. Lo más fácil era deshacerse... Ellos siguieron, insistieron, sufrieron y se unieron. Fueron perseverantes. Por ejemplo, Rodrigo ahora vuelve a meter goles, pero pasó muchos días mal... Estos futbolistas merecen lo que han recogido en este triunfo y en el cariño de su afición. Yo estoy orgulloso de que sea así», se extendió para valorar el papel de la plantilla en una reacción experimentada en las últimas semanas y que vivió el martes los momentos más emotivos.

El discurso oficial del Valencia CF, priorizando en público la Liga, no cargaba de presión interna al equipo. Sin embargo, el grupo quiso asumir esa responsabilidad, recoger el guante de la Copa que el sábado los aficionados lanzaron en Mestalla, un mensaje distinto al de los cálculos más fríos de los dirigentes. Por ello, no es una cuestión sin importancia que Marcelino ponga siempre por delante el protagonismo de los jugadores. «Estos futbolistas han sufrido tanto, lo han pasado tan mal, que parece que nada les detiene ahora... El rival se quedó con diez y la afición vio que era posible, entonces, nos llevan, es que te arrastran. Este público en estado de ebullición te arrastra y al rival lo achica. Los jugadores querían pasar esta eliminatoria, tienen una gran ilusión de jugar una final. La afición también. Todos en el club la tenemos. El año pasado caímos en semifinales, ojalá este año seamos capaces de jugar la final. El equipo está preparado en lo físico, mental y futbolístico y vamos a aprovecharlo para buscar la final de Copa», argumenta el míster valencianista.

Evidentemente, el discurso ha cambiado. Es otro. La comunión en el campo entre el equipo y los aficionados acerca la posibilidad de disputar la final de Copa en el Benito Villamarín. La fiesta concluyó con los jugadores en el balcón del estadio agradeciendo el ánimo de los seguidores en la Avenida de Suècia. El premio que unos y otros se tributaron por haber apostado fuerte en busca del título del K.O. A pesar de la delicada temporada, el Valencia se mantiene con vida en las tres competiciones, un dato positivo en el curso del Centenario. Dani Parejo, capitán blanquinegro, expresó en las redes sociales como el grupo ha puesto toda la carne en el asador para pelear por la Copa. Y lo hace escribiendo la palabra 'equipo' con mayúsculas cada vez que la repite. «Este EQUIPO quiere la Copa. Este EQUIPO no deja de crecer, de trabajar, de luchar... Este EQUIPO no se rinde nunca. Este EQUIPO con esta AFICIÓN es capaz de todo. AMUNT». Es la síntesis de la voluntad del vestuario, reflejada también en los mensajes lanzados por otros jugadores del equipo. Como el de Carlos Soler: «Este es mi Valencia CF. Cuando no se deja de creer y de pelear, llegan recompensas como las de hoy. ¡Esto va por vosotros! ¡Va por nosotros!».

Asimismo, la remontada perfecta del Valencia ante el Getafe se sustentó sobre otro pilar no menos importante. El orgullo herido. Las duras entradas de jugadores como Arambarri, Cabrera, el pisotón de Damián Suárez a Kang In o los gestos contra el banquillo de Marcelino en el choque de ida -tachándolo de 'llorón' por parte del preparador físico del 'Geta'- espolearon a los valencianistas para la vuelta. La frase 'guerrera' de Rodrigo lo resume como nada: «Se pensaban que nos íbamos a dejar intimidar».