Nada se ha ganado y nada se ha perdido todavía. Esa es la realidad y el Valencia CF ha hecho bien en contener la euforia, lógica también. Sin embargo, el empate ha dejado sensaciones muy distintas en los dos equipos. El bloque de Marcelino sigue de subida y desde esa perspectiva emocional afronta lo inminente. En València, confianza. En la parte verdiblanca de Sevilla hay críticas y examen de conciencia.

La lectura de Setién y sus futbolistas fue clara: se escapó la oportunidad de dar un golpe a la eliminatoria por falta de madurez, de autoridad o de inteligencia para leer el partido con 2-0 en el marcador. El Betis le metió frenesí y se abrió al intercambio de golpes buscando el tercer gol, cuando el siguiente paso reclamana prudencia y no temeridad. Ese fue el problema. El Betis, que apostó por una posesión defensiva y conservadora durante una hora, cambió ofreciéndole al Valencia CF el contexto en el que se siente más cómodo. El Valencia CF pudo correr, supo rearmarse y contragolpear. Kondo y Gameiro tuvieron una aportación determinante desde el banquillo. Nada le funcionó a Setién, con jugadores clave sin oxígeno -Joaquín o Guardado- o sin ritmo, como Carvalho o Javi García. Bartra estaba tocado. Jesé y Francis no tuvieron el mismo efecto que los hombres de refresco valencianistas y la dupla Lo Celso-Canales confirmó que no está hecha para contener. Tres semanas faltan todavía para la vuelta, pero el Betis apela a la épica en Mestalla y no al fútbol. Buena señal.

Respuesta física y fondo de armario

Leganés, Rennes, Alavés, Rennes, Valladolid y Valencia. El Betis tiene Europa League y busca la cuarta plaza, como el Valencia. El pulmón y el fondo de armario verdiblanco pasará examen.