El 'Perfil Larsson' se ha instalado en el imaginario futbolero como la bala en la recámara perfecta. Dibuja al suplente ideal, por capacidad para sumar siempre y agitar partidos entrando desde el banquillo, sin importar el rival o el escenario. En el Barça, Henrik Larsson era el preciado auxiliar de Samuel Eto'o, pero en el Celtic tiene una dimensión distinta. En el Parkhead, Larsson es sinónimo de súperestrella y prima donna. El delantero sueco es icono e imagen del último Celtic competitivo de verdad en Europa. El último que fue capaz de superar una eliminatoria en febrero y avanzar una ronda del KO tras la fase de grupos, en Europa League o en Champions. Lo hizo en 2004, cuando después de quedar tercero en su grupo de Europa LeagueChampionsLiga de Campeones liquidó al Teplice checo y al Barça. En cuartos se cruzó con el VillarrealDobló la rodilla ante los amarillos, que perdieron ante el Valencia CF. Un año antes, el Celtic rozó el título de la UEFA

La final de Sevilla El Celtic, campeón de Europa en 1967, fue finalista en 1970 y no volvió a jugar por un título hasta mayo de 2003. Larsson hizo los dos goles y llevó el partido a la prórroga ante Vítor Baia, Ricardo Carvalho, Costinha, Maniche o Deco, más Alenichev y Derlei, verdugos por los goles. Equipazo y equipazo en el Celtic, con Stiliyan Petrov, Bobo Baldé, Lennon... Por el camino fueron por el aire Blackburn Rovers, Stuttgart, Celta de Vigo, Liverpool y Boavista. Era una Torre de Babel: toque Brit, escuela nórdica, poder africano, franceses, búlgaros, incluso españoles con David Fernández y Sánchez Broto. El perfil de la plantilla era distinto al actual, muy diferente a la de su ciclo dorado con Jock Stein de mánager y Jimmy Johnstone como talento determinante. El equipo se construyó con chicos nacidos y criados a pocos kilómetros del Parkhead. Ahora, la idea es levantar una columna vertebral local -Bain, Kieran Tierney, Brown, McGregor, Christie, Forrest más jóvenes emergentes como Mikey Johnston o Ewan Henderson- con futbolistas traídos del resto del mundo capaces de potenciar un salto auténtico de calidad. Como en su día lo hizo Henrick Larsson.

Otro triunfo ante el Barça

Durante estos 15 años, con más oscuros que claros, el Celtic ha sufrido ridículos, se ha quedado fuera de la Champions, ante Artmedia de Bratislava, Maribor o Malmö. La temporada pasada cayó en Europa League a estas alturas ante el Zenit. Su verdugo en la previa de la Champions fue el AEK Atenas. Brendan Rodgers no lo tiene fácil para igualar al equipo de Gordon Strachan, que superó la fase de grupos en 2006/07 y 2007/08 con Artur Boruc, Shunsuke Nakamura, Aiden McGeady, Vennegoor of Hesselink, McDonald, Samaras o Scott Brown. Cuatro años después -con Neil Lennon al mando- Fraser Forster, Victor Wanyama, Gary Hooper, Charlie Mulgrew, Joe Ledley y Kris Commons también llegaron a octavos de final de la Liga de Campeones dejando huella en la fase de grupos. En el curso 2012/13 derrotaron al Barça con goles de Wanyama y Watt (2-1, Messi). Por allí andaba el exvalencianista Miku. La Juve no dio opción en la fase del KO. Emilio Izaguirre, Mikael Lustig, Scott Brown, Tom Rogic, McGregor y Forrest siguen en la plantilla actual. Alguno será protagonista esta noche en Mestalla. El Celtic lo tiene díficil, pero busca otra gran noche. Algo para recordar después de ese 7 de noviembre de 2012.

Van Dijk ha sido su última gran figura traspasada

En este mercado de invierno han llegado Timo Weah, Oliver Burke y Vakoun Issouf Bayo (goleador revelación en el Dunajska Streda eslovaco). Para el Celtic, cada vez es más difícil fichar talento emergente en un campeonato de primera fila. Cada vez es más complicado firmar un Henrik Larsson y retenerlo fuera del alcance de los gigantes de Europa. Hoy, Larsson -figura en el Feyenoord- hubiera llegado a cualquier club de francés, alemán, español o ruso. Después de una temporada sobre los 20 goles en Escocia hubiera saltado a la Premier.

El fútbol escocés está creciendo, se sienten brotes verdes, pero su realidad está lejos del primer orden internacional, por nivel competitivo y por capacidad económica. La segunda división inglesa tiene mucho más poder. Gales ha crecido gracias a la presencia de sus clubes en la estructura inglesa. El regreso del Rangers es vital. Virgil van Dijk, su último perfil Larsson, se marchó al Southampton por 16 millones. Llegó del Groningen por tres millones y duró dos temporadas. El Liverpool lo fichó en enero del año pasado por 78 millones de euros. En verano, llegó Filip Benkovic como refuerzo para la zaga... cedido desde el Leicester. Ese es el nivel.