Salva Ruiz se convertirá el próximo 30 de junio de 2018 en jugador del primer equipo del Valencia. El lateral izquierdo, ahora en las filas del Real Mallorca en Segunda División, ha llegado a un acuerdo con el club valencianista por las próximas cuatro temporadas. Hasta junio de 2023. El de Albal, que acaba contrato este temporada, llega libre en verano para reforzar la plantilla del primer equipo tal y como adelantó Superdeporte el jueves. El Valencia facilitó la salida a Salva Ruiz al Mallorca en el mercado de invierno de 2018 después de superar una enfermedad y se guardó el derecho de recuperar al futbolista por una pequeña cantidad de dinero durante las siguientes ventanas de mercado en verano de 2018 y enero de 2019. El club, sin embargo, no ejerció ese derecho porque no le interesaba deportivamente. La decisión del Valencia ha sido firmar al futbolista con un contrato de larga duración y apostar fuerte. El club tiene muchas esperanzas depositadas en su proyección. Por eso vuelve a casa.

La secretaría técnica ha realizado un seguimiento exhaustivo del futbolista durante toda la temporada. De hecho, el Director del Área Técnica Pablo Longoria ha visto y ha tomado nota de todos los partidos del futbolista en las filas del Real Mallorca esta temporada. Los informes son prometedores y el jugador, de 23 años, pasará a formar parte de la plantilla del primer equipo en verano. En ningún caso del Mestalla. Salva cumplió un ciclo en el filial, se ha convertido en una de las revelaciones de Segunda y está preparado para dar el salto a Primera División de la mano del equipo de su corazón: el Valencia. El jugador se incorporará en pretemporada a las órdenes de Marcelino García Toral en una operación gratis económicamente para el club que supondrá cambios deportivos en la planificación del lateral izquierdo de la próxima temporada. Su fichaje de futuro se une a los de Manu Vallejo (Cádiz), Jorge Sáenz (Tenerife) -ayer pasó la revisión médica- y Jason Remeseiro y refuerza la política de apostar por jugadores jóvenes y nacionales que vienen fuerte desde abajo.

Como Salva en Mallorca. El lateral izquierdo ha disputado 961 minutos esta temporada en Segunda repartidos en once partidos y se ha convertido en un fijo en las alineaciones de Vicente Moreno. El de Albal se ha convertido en una de las sensaciones de la categoría. Ha madurado como persona después de los golpes que le ha dado la vida, está más fuerte que nunca físicamente y vuelve a ser ese futbolista que apuntaba a la élite en la Academia y las categorías inferiores de la selección española. Es un Salva de Primera. Así respondía en la última entrevista de Superdeporte a la posibilidad de dar el salto a la élite. «¿Primera? Ahora mismo no pienso en eso, sería muy bonito, ojalá lo consiga». Y así ha sido. Salva ya es futbolista del primer equipo. Como casi en todo en la vida lo ha conseguido. Es un ejemplo. Un luchador nato.

La suya es una historia de superación desde bien pequeño. Ya en la escuela cuando todavía era un niño tuvo que luchar contra su propio corazón. La vida no se lo puso fácil, pero gracias a su fortaleza mental y el apoyo incondicional de los suyos salió adelante. Su proyección fue meteórica. Iba incluso por delante de Gayà en las categorías inferiores. Alcanzó la Sub-20 española, se hizo fuerte en el filial, debutó en el primer equipo en 2012 en Copa contra el Llagostera y formó parte de la plantilla del Valencia en la segunda vuelta de la temporada 2014/15de Nuno Espirito Santo junto a Tropi.

El problema de Salva es que ni su cesión al Tenerife en Segunda ni al Granada en Primera funcionaron. Apenas disputó diez partidos entre los dos equipos. El 1 de febrero de 2016, en plena cesión en el Granada, jugó un amistoso contra el Shanghai Shenhua en busca del ritmo de competición que no tenía. Sería el último en mucho tiempo. Su vida dio un giro de 360 grados aquel verano de 2016. Una aplasia medular se cruzó en su camino poniendo en peligro su carrera. Muchos pensaron que aquella enfermedad sería el final de Salva en el mundo del fútbol de élite. Se equivocaron. No conocían a Salva. El de Albal estuvo un año parado. Cambió los estadios por los hospitales. Otro se hubiera rendido. Salva nunca. Su fuerza era volver a sentirse futbolista algún día y lo consiguió gracias a su esfuerzo y el gesto humano del Valencia ofreciéndole la renovación.

Un luchador en el fútbol y en la vida

Casi 365 días después, Salva volvió al grupo. Era el 19 de mayo de 2017. Voro, entonces entrenador del Valencia, le abría las puertas del entrenamiento del primer equipo. Era el primer paso adelante en una recuperación que se consumaba el 7 de noviembre. Salva volvía a jugar un partido de fútbol contra el Juvenil del Alboraya en el Municipal Francisco Cardona Gil. El Valencia le ofreció un año más y le dio la oportunidad de volver a empezar en el Mestalla. Para sorpresa de todos rindió y demostró una jerarququía en el campo jugando incluso de lateral derecho fuera de lo normal. Y así fue como llegó la llamada del Mallorca de Segunda B en el mercado de invierno. Vicente Moreno, técnico 'vecino' de Massanasa, le abrió las puerta del club balear para recuperarlo como futbolista de élite. El equipo ascendió a Segunda, Salva se exhibió en pretemporada y su primera vuelta con el Mallorca no ha podido ser mejor. «He estado mucho tiempo parado y necesitaba la continuidad que ahora tengo. Lo estoy jugando todo y me estoy encontrando muy bien», decía para Superdeporte en el mes de octubre. Tan bien que el Valencia ha decidido ficharlo con un contrato de cuatro temporadas hasta 2023. Este viernes lo hacía oficial el club a través de un comunicado oficial. a las siete de la tarde. El sueño de Salva desde que ingresó en la escuela siempre fue ser jugador del primer equipo del Valencia y lo ha logrado a sus 23 años. Salva lo ha vuelto a hacer. Como siempre él dice «paso a paso». Porque Salva es un luchador. En el fútbol y en la vida. Bienvenido a casa.