La vuelta de Ezequiel Garay el domingo frente al Getafe no es una misión imposible. Marcelino dijo después del triunfo en Girona que le parecía «improbable» poder ver al argentino nuevamente en acción antes del parón. Sin embargo, la evolución de los últimos días y, sobre todo, las ganas del jugador son el contrapunto positivo que mantienen en el cuerpo técnico la esperanza de poder alinearlo en la 'final' del 17 de marzo al lado de Gabriel Paulista. De lo contrario, habrá que esperar a la visita a Sevilla del 31.

El mensaje que el 21 de febrero colgó en una conocida red social, horas después de sufrir una rotura fibrilar en el recto anterior de la pierna derecha, evidenció ya las ganas con las que Garay iba a encarar la recuperación en busca de recortar los plazos. «Nunca pensé, ni siquiera imaginé, que está imagen -lesionado- la volvería a ver. Mucho menos en el momento en el que estaba y como me sentía... Me queda ser fuerte y recuperarme lo más rápido posible, para poder estar de nuevo ayudando a mis compañeros», escribió en 'Instagram'.

Dicho y hecho. Las horas extra en Paterna han dado sus frutos en la rehabilitación del cuádriceps. Ayer lunes Ezequiel volvió al grupo con sensaciones positivas, abriendo así un poco más la posibilidad de regresar el domingo al equipo cuando se cumplirán 24 días de baja por culpa de la lesión muscular. En su primera toma de contacto en con el resto de los compañeros en la hierba Garay completó la primera parte de la sesión. El calentamiento y los primeros ejercicios tácticos a las órdenes de Marcelino. Después el central argentino se retiró para seguir con el readaptador.

El jueves en Krasnodar el ex del Zenit no podrá ser de la partida y el «improbable» concurso ante el Getafe, como lo catalogaba el entrenador, dependerá de que en los próximos días la evolución siga por el camino iniciado ayer. No es sencillo. La zona del cuádriceps es delicada, pero si Garay siente en las horas previas al partido que está en perfectas condiciones, y decide dar el paso definitivo para reaparecer, Marcelino no dudará en contar con un futbolista básico en el engranaje. El pilar de la defensa. Sin él, el Valencia ha sufrido últimamente mucho más en los centros laterales colgados al área de Neto, como en Girona, ha concedido más ocasiones de gol a los rivales y ha padecido en la salida con el balón desde atrás.

Más allá de la escasez, por la baja del sancionado Roncaglia, la ausencia de Garay es importante especialmente por jerarquía y rendimiento diferencial. En los tres partidos previos a la lesión en el encuentro con el Celtic el Valencia encadenó tres partidos con la portería a cero en los que el argentino demostró que, como él decía, estaba en un gran momento de forma. Los de Marcelino echaron el candado contra Real Sociedad, Celtic en Escocia y Real Sociedad. Hasta su lesión, desde el segundo del Betis el equipo había encadenado 330 minutos con la portería a cero.

Diakhaby, 20 minutos tarde

En otro orden de cosas, este domingo no fue el mejor día para Mouctar Diakhaby. Si en el estadio de Montilivi cometió penalti por manos a los pocos minutos de entrar en el terreno de juego -penalti «evitable», dijo Marcelino-, la matinal del lunes no fue mucho más positiva para el zaguero, que llegó unos minutos tarde al entrenamiento en la Ciudad Deportiva y se llevó una ovación de sus compañeros. Alguno, como Santi Mina, le decía bromeando: «¡Vamos que es la una!». Mouctar entró desbocado, directo al centro del rondo, y fue incapaz de robar el balón por dos turnos, con lo que fue objeto de broma durante toda la mañana.