Ezequiel Garay se ha convertido en figura de consenso absoluto. A estas alturas, admite poco debate: para encontrar la mejor versión del equipo, la presencia del argentino es imprescindible. El paso al frente del central se ha hecho evidente en los últimos meses, pese a que el proceso de fortalencimiento comenzó la temporada pasada. Así se hizo evidente en la nota final que dieron las estadísticas. Sólido, resistente, maduro... camino de los 33 años, Garay ha levantado una etapa de plenitud absoluta cuando la competencia de futbolistas como Paulista o Jeison Murillo anunciaban una degradación en protagonismo y estatus gradual. El fútbol, sin embargo, ha virado el sentido del pronóstico. Marcelino firmó el parrafo de entrada en la noticia: "Está haciendo una temporada extraordinaria. Estoy seguro de que el Valencia CF hará lo posible por mantenerlo". Su rendimiento es garantía y crédito. Garay termina en 2020 y las partes parecen dispuestas a prolongar la relación. Atinar con un central de su nivel en el mercado sin invertir un buen puñado de millones no está fácil. Hacer negocio, con sólo un año de contrato, también es complicado. Hoy, no se advierte un legatario en plantilla con la misma identidad, capaz de darle relevo.

El partido del miércoles ha brindado un impulso luminoso a sus méritos. Garay fue caudillo de la resistencia en área propia y killer en el área contraria. Por adversario y por nacionalidad, no firmó un gol cualquiera. Esta misma temporada también marcó ante el Barça en Mestalla, pero el remate ante el equipo de Zidane tiene carga simbólica: saque de esquina, cabezazo, argentino, Real Madrid... La mezcla es dinamita en los recuerdos del valencianista. La asociación dirige a la memoria hasta Roberto Fabián Ayala y Nico Otamendi, protagonistas de testarazos imperiales ante el club blanco. Garay tiene otro estilo, más posición y menos ímpetu. No es necesario comparar. Garay está haciendo su camino. Esta temporada puede adjudicarle plaza entre los grandes centrales argentinos de la historia del club, merecedor del siguiente eslabón en la cadena Ayala, Pellegrino, Otamendi.

Gol símbolo, ídolos absolutos

Una temporada fue suficiente para que Nico Otamendi se convirtiese en ídolo absoluto. Tenía madera. Después de marcarle al Madrid (jornada 17, temporada 2014/15) aseguró que se había pasado los días previos al partido repasando el mítico gol de Ayala en el Bernabéu. Su cabezazo sirvió para firmar el 2-1 definitivo. Hubo remontada. La derrota dejó herido de muerte al conjunto de Carlo Ancelotti. Otamendi hizo seis goles en LaLiga aquella temporada. El sexto sirvió para sellar la clasificación para la previa de la Champions en la última jornada, en un choque agónico en Almería. Un monstruo.

Ayala es el protagonista del testarazo original. Otra dimensión. El más famoso de los goles del Ratón lo consiguió en La Rosaleda, para abrir el marcador en la victoria que sellaría la primera Liga de Rafa Benítez. La exhibición de salto llegó dos temporadas después en el Bernabéu. Plasticidad pura. Ayala se merendó a Iván Helguera y puso el 0-1... el partido terminó en empate, con el polémico penalti de Marchena a Raúl, el célebre ushiro nage. El árbitro resto dos puntos, pero no frenó el camino del Valencia CF que cerró el curso 2013/14 celebrando la Liga y la Copa de la UEFA.

Hace mejor al compañero

El árbol genealógico ha incorporado a Garay. Buen centro de Parejo, buena anticipación ante Casemiro. Ezequiel evitó el impacto negativo de cualquier sobresalto de última hora (Benzema) y amplió el marcador tras el latigazo de Guedes. El Real Madrid queda como su adversario favorito. La ley del ex volvió a cobrar vida, como aseguró el propio Garay tras el partido. Cuatro goles ha hecho ante los blancos. Ante Betis (uno como valencianista), Paços de Ferreira y Nacional ha celebrado tres contra los tres. Etapa Racing y etapa Benfica. Desde su llegada a Mestalla suma cinco dianas: Betis, Osasuna (por dos), Barça y Real Madrid. Cuatro puntos ha ayudado a asegurar ante los dos gigantes de LaLiga, aunque su especialidad está en la defensa.

El Valencia CF presenta una estructura más sólida, ordenada y equilibrada cuando el central argentino está integrado en el once; Gabriel Paulista es mejor futbolista, Roncaglia es mejor futbolista y la productividad de Mouctar Diakhaby se multiplica. El concurso del francés ante el Madrid tiene mucho que ver con el mandato de Garay y la serenidad que transmite. El central tiene una virtud fundamental: hace mejor al compañero. Su forma de liderar ha calado y su impacto sobre el terreno de juego es evidente: juego aéreo y primer pase es clave en la salida de balón. Garay hace que lo difícil parezca fácil. Por eso se ha convertido en indispensable. La continuidad ha diluido las dudas respecto a su físico. Ya ha disputado 27 partidos esta temporada a alto nivel. Números y juego.