A Marcelino García Toral todavía le dura el cabreo con sus jugadores por la derrota del pasado sábado en Vallecas y más después de ver cómo Getafe y Sevilla cumplían con sus compromisos en la jornada del domingo. El técnico del Valencia sigue enfadado por el comportamiento de sus jugadores en un tropiezo contra el Rayo Vallecano que ha complicado las aspiraciones del equipo para la cuarta plaza de Champions. Hizo daño el resultado y todavía más las formas. El asturiano está dolido por el bajo nivel, sobre aviso, que ofrecieron sus jugadores. Es por esa razón por la que el entrenador quiso reunir a sus jugadores ayer en el gimnasio de la ciudad deportiva de Paterna antes de comenzar el entrenamiento.

La charla con la plantilla fue muy corta, poco más de tres minutos, pero muy directa. «No os voy a decir nada del partido, vosotros sabéis perfectamente lo que hicisteis mal. Yo os avisé, no podíamos permitirnos esto después de ganar al Sevilla y al Madrid. Os lo dije, sabíamos lo que no podía pasar y pasó. No hablaré del partido. Y ahora, a entrenar» Así de contundente y visiblemente muy enfadado dos días después del partido, se mostró el entrenador en la vuelta al trabajo del equipo. No hablaron de fútbol, al menos hoy. Su intención fue hacer ver a sus jugadores que se habían equivocado gravemente y, aunque no lo dijo expresamente, concienciarlos de que no puede volver a pasar más hasta final de temporada. El técnico hizo reflexionar al equipo después de la jornada de descanso del domingo programada antes de conocer la derrota. «Que cada uno piense en lo que hizo».

Los propios jugadores se dieron cuenta muy pronto de que se trataba de una charla especial. Los jugadores tocados -Guedes, Gameiro y el lesionado Sobrino-, lejos de quedarse tratándose con los fisios en el interior de las instalaciones, estaban convocados. Los canteranos, además, recibieron órdenes de Marcelino para quedarse fuera esperando en la puerta del gimnasio. Estaba claro que no era la habitual explicación del entrenamiento. El técnico estaba casi obligado a dirigirse a sus jugadores después de la derrota de Vallecas y, sobre todo, después de sus declaraciones post-partido en rueda de prensa en las que señaló claramente a los jugadores. Marcelino, de hecho, solo salvó a Geoffrey Kondogbia del desastre de Vallecas. «No sé lo que ha faltado, no lo sé. No sé decirte qué nos ha faltado. No me gusta ver a mi equipo jugar de esta forma. Reconocía a solo uno o dos jugadores, los demás no han estado a su nivel. Vi a un Kondogbia extraordinario, si le hubieran acompañado los demás estaríamos hablando de otro resultado», explicaba en caliente al final del partido. El ambiente en el vestuario estaba un poco enrarecido desde entonces y existía la necesidad de hablar. Su tono no fue conciliador, pero tampoco amenazante. La forma que eligió Marcelino para dar un toque de atención al grupo y pasar página fue invitar a sus jugadores a hacer autocrítica.

Autocrítica de los jugadores

Y la plantilla lo ha hecho. Tal y como publicó ayer Superdeporte, los jugadores entonan el 'mea culpa' por la derrota de Vallecas. Saben que no estuvieron al nivel que exigía el partido y, aunque ellos no hablan de falta de actitud porque entienden que el equipo quiso, sí admiten que estuvieron demasiado «blandos» Los futbolistas fueron los primeros en asumir la responsabilidad de la derrota, reconocen que fue algo «excepcional» y están convencidos de que el equipo va a seguir compitiendo «igual de serio» que durante todo 2019 con la histórica racha de 17 partidos consecutivos sin perder. Desde dentro se hace una lectura clara con vistas al tramo final de la temporada: «Si hay que volver a perder que no sea así».

El calendario depara otros partidos trampa. Nadie duda de que el equipo volverá a ser reconocible en el Derbi contra el Levante, Atlético de Madrid o dos rivales directos como Betis y Alavés. Lo que hay que conseguir es que el equipo también compita a un nivel alto contra el Huesca, Eibar y Valladolid. El cuerpo técnico y los jugadores tienen especiales ganas de que llegue el partido de ida de los cuartos de final de la Europa League contra el Villarreal en La Cerámica para demostrarse a sí mismos que lo del sábado solo fue un «accidente». La confianza está intacta. Hay tiempo y ganas para todo. Como finalizó Marcelino su charla: «Y ahora, a entrenar».