El Arsenal supone un salto de nivel respecto a Celtic, Krasnodar y Villarreal. El equipo de Unai Emery no es menos peligroso que Chelsea, por ejemplo. El Napoli le duró media hora en San Paolo y esa es una buena referencia para el Valencia. Los gunners están en semifinales porque han tenido más alma, más recursos y más contundencia en las áreas. Aubameyang, Lacazette, Torreira, Kolasinac, Xhaka, Maitland-Niles, Cech... El nivel es tan alto que talentos como Mesut Özil.

El Arsenal sufre ante equipos que defienden con solidez, que presionan con inteligencia, que cometen pocos errores y que aprovechan al máximo los del rival. Justo como el Valencia CF. Esa es la mejor noticia. El equipo de Unai tiene un espíritu abierto; es agresivo en campo contrario y adelanta su defensa. Ahí está la grieta, la espalda de la línea de tres es vulnerable. Sufren con las transiciones rápidas y el juego directo. Tampoco se le da especialmente bien defender los centros laterales y las acciones a balón parado.

Los laterales y los extremos son fundamentales. Primero, para contener la potencia de Kolasinac y Maitland-Niles (en gran momento), después para atacar y hacer superioridades por fuera. La movilidad de los puntas es clave para sacar de zona a defensas como Koscielny, que son pura anticipación, como los dos mediocentros: Torreira-Xhaka o Ramsey, que tiene difícil llegar por lesión. Rodrigo, Cheryshev, Guedes, Gayà o Piccini son básicos para estresar y desordenar su estructura. También lo va a ser el control del Parejo. Lo mejor del Arsenal es su sala de máquinas, su pressing alto y su ritmo para conectar entre líneas y acelerar, por dentro y por fuera con Lacazette, Aubameyang, Iwobi o Mkhitaryan más los carrileros. Máxima atención, más todavía sin Coquelin.