El Valencia CF. Nunca había pasado. Los de Marcelino García Toral no habían recibido más de dos tantos en ninguno de los encuentros jugados hasta la fecha en LaLiga, Copa del Rey, Champions y Europa League. La racha se cortó en el Wanda. El equipo fue más vulnerable que nunca en defensa en el peor escenario posible. De nuevo, los centros laterales y las pérdidas evitables condenaron a un Valencia que cumplió en ataque con dos goles a la mejor zaga de LaLiga -solo 23 tantos en contra-, pero naufragó de nuevo en tareas defensivas.

Los centros laterales se han convertido en una de las asignaturas pendientes del equipo esta temporada. Marcelino ha insistido en Paterna una y otra vez, pero el equipo ha demostrado seguir siendo frágil en esa faceta del juego. Los dos primeros goles son calcados. Centro desde la derecha de Juanfran en el 1-0 sin oposición de José Luis Gayà y falta de contundencia de Mouctar Diakhaby y sobre todo de Ezequiel Garay a la hora de cubrir a Morata. La historia se repitió más tarde con centro desde la izquierda de Lemar con demasiada ventaja en la marca de Daniel Wass y, esta vez, anticipación de Antoine Griezmann sobre Gayà por arriba. Fallaron los cuatro.

La línea defensiva estuvo muy blanda delante de un rival ultracompetitivo que exige siempre el 100% de intensidad y no permite ni despistes ni errores no forzados. Y es que, el primer gol del Atlético llegó después de una pérdida «evitable», tal y como reconoció Marcelino, y el tercero después de un robo a Parejo con polémica porque pudo haber sido sancionado con falta.

El éxito en los duelos aéreos se repartió al 50%, diez para cada uno. Sin embargo, el equipo del Cholo fue muy superior en entradas exitosas: 25 por solo 11 del Valencia. La intensidad de la que habló el entrenador. Marcelino se va hasta los 31 goles encajados esta temporada en 34 jornadas: por debajo del Barcelona y solo peor que el Atlético y el Getafe (29) con un partido menos. El balance total sigue siendo muy bueno.