Parecía todo controlado pero a solo tres minutos de acabar el partido, con todo resuelto, se producía la jugada desgraciada del partido. Francis Coquelin, que había sustituido a Parejo mediada la segunda parte, salía a bloquear el disparo de un futbolista del Villarreal y la pelota le terminaba por golpear en la mano después de haber rebotado en su pierna derecha. El árbitro apenas se lo pensaba y le mostraba la cartulina amarilla.

No era una simple anécdota. El francés era uno de los futbolistas que no podían ver tarjeta en este partido, lo mismo que Guedes, Diakhaby y GuedesDiakhabyGayà, este último ni siquiera había participado en el partido. Todos estaban a una cartulina amarilla de ser sancionados y perderse la ida de semifinales, mientras que de no hacerlo pasaban limpios para las semifinales y la hipotética final. Pero no, el balón golpeó en la mano y el colegiado se mostró implacable.

Será, salvo que el Valencia CF pueda reclamar, una baja muy notable, habida cuenta de que no estará tampoco Geoffrey Kondogbia en esos partidos frente al Arsenal. La tarjeta se puede decir que es muy rigurosa por el hecho de que la pelota viene rebotada y el jugador no puede evitar que le golpee en la mano, aunque la UEFA no suele rectificar las decisiones arbitrales.