El Valencia CF vuelve a Sevilla para disputar una final de la Copa del Rey veinte años después de aquellas imágenes en el estadio de La Cartuja que permanecerán siempre en la memoria colectiva de la afición. No será esta vez en el llamado estadio olímpico de la ciudad hispalense, que nunca llegó a ser olímpico ni seguramente lo será. La Cartuja cerró sus puertas el pasado mes de diciembre con el cese de todas las actividades por motivos de seguridad.

El problema, detectado desde hace ya algunos años, es el deterioro y los daños que presenta la cubierta del estadio, que obligó a la empresa de mantenimiento del mismo a autorizar su cierre debido al riesgo de derrumbe. Un proyecto casi megalómano con un coste de 125 millones de euros de hace veinte años cerrado por la imposibilidad de acometer a corto plazo una reforma para su reapertura que se estima en un valor de 15 millones.

El estadio de La Cartuja, ubicado en la isla que lleva el mismo nombre y que fue sede de la Exposición Universal de 1992, fue inaugurado para albergar el Mundial de Atletismo de 1999 y formar parte de las candidaturas olímpicas de Sevilla de 2004 y 2008. después se convirtió en un estadio multiusos para deportes como el fútbol y el tenis, allí se disputaron eliminatorias de Copa Davis, partidos de la Selección Española, dos finales de la Copa del Rey y una de la Copa de la UEFA. También ha sido meta en varias ediciones del Maratón de Sevilla, escenario para las grandes figuras de la música, secuencias de figurantes en rodajes de cine y diversos actos de carácter lúdico y hasta religioso.

El consejo del Piojo López para la final de Sevilla

El destino ha querido que 20 años después el Valencia CF de Marcelino regrese a la ciudad de Sevilla para pelear por el título de la Copa del Rey, como ya hizo el conjunto de Claudio Ranieri en el 1999 venciendo 0-3 al Atlético de Madrid, una victoria que se considera el punto de partida de la etapa más gloriosa del club. Será esta vez en el renovado y ampliado estadio Benito Villamarín del Real Betis, a pocos kilómetros de distancia en el barrio de Heliópolis, sede que compitió precisamente con Mestalla por albergar esta final.

Los recuerdos no se borran

El mal estado de la cubierta del estadio ha provocado el cierre de La Cartuja, un lugar donde el 26 de junio de 1999 se escribió una de las páginas más brillantes y emotivas en la historia del club. Una final inolvidable en un escenario entonces único que no ha resistido el paso del tiempo y el olvido institucional.