El Valencia CF y el Celta de Vigo se han emplazado al próximo lunes para retomar las negociaciones y tratar de cerrar los fichajes de Maxi Gómez y Santi Mina Los dos clubes son cada vez más «optimistas» en la que las operaciones prosperen y puedan llegar a bien puerto a lo largo de los próximos días. La voluntad de los dos delanteros por cambiar de aires invita a la esperanza en los dos clubes. Las dos entidades han acordado retomar los contactos la próxima semana y hacer lo posible por cerrar un traspaso que beneficiaría deportivamente a las dos partes y haría feliz al uruguayo -por el salto de calidad a un equipo Champions- y al gallego en el que sería su ansiada vuelta a casa. El Valencia ha elegido a Maxi Gómez para que sea el goleador la próxima temporada y la semana que viene volverá a la carga.

El objetivo del Valencia es cerrar el fichaje del internacional uruguayo antes de que el delantero comience su participación en la Copa América que se disputará en Brasil entre el próximo 14 de junio y el 7 de julio. El Valencia corre el riesgo de que el jugador se revalorice y su cotización aumente peligrosamente para las posibilidades económicas del club. El Celta tiene claro que el futbolista va a salir este verano, se muestra favorable a su salida y está dispuesto a hacer caja. El presidente celtiña Carlos Mouriño asume la marcha del uruguayo porque ha rechazado todas las propuestas de renovación -su contrato concluye en junio de 2022- y, en el otro lado, el Valencia ve factible la negociación. Todas las piezas encajan.

Por si fuera poco, el uruguayo hizo ayer una enigmática publicación en las redes sociales. Enigmática por llamarla de alguna manera, porque hasta se puede interpretar como toda una declaración de intenciones. Maxi publicó una serie de fotografías de una cena con la Fundación Celeste junto a compañeros de la selección de Uruguay, con la que está concentrado. Lo curioso es que junto a las fotografías con sus compatriotas Luis Suárez y Lucas, adjuntó el emoticono... ¡de una paella! Voluntario o no, el gesto ilusionó todavía más a un valencianismo que le espera con los brazos abiertos.

También Marcelino García Toral está esperanzado con la llegada del uruguayo, que es sinónimo de goles y, lo que es casi más importante, conoce la liga española y asegura rendimiento inmediato. Todavía está muy presente en la cabeza de todos la falta de adaptación y el consiguiente fracaso deportivo de Michy Batshuayi. El delantero belga no respondió a las expectativas y buena parte de los problemas del equipo en la primera vuelta llegaron por la debilidad ofensiva.

Santi Mina, a la espera

Una de las claves para cerrar el fichaje de Maxi es la venta de Santi Mina. El Celta ha convencido al valencianista en los últimos días aprovechando que ha estado de vacaciones en Galicia. Santi quiere jugar más y su exequipo le asegura un rol de jugador franquicia junto a Iago Aspas. El valencianista le atrae la posibilidad de volver a casa -salió siendo un niño con solo 19 años- y ya ha dado el visto bueno al Celta para que acometa su traspaso. Santi está por la labor de que las operaciones se lleven a cabo, aunque serían siempre paralelas. Lo que tiene claro el Valencia es que no va a regalar al futbolista. Para el club de Mestalla es un activo muy importante y lo tasa al nivel de Maxi. Mina, tal y como ha publicado SUPER, no ve en su regreso al Celta un paso atrás en su carrera deportiva. Está cansado de ser el cuarto delantero y está hambriento de competición. El Celta es su primera opción por lo deportivo y sobre todo por el componente emocional de regresar a casa. Normal que el «optimismo» reine en los clubes.