Para Santi Mina ha llegado el momento de salir. Lo tiene claro, la decisión está tomada y este verano abandonará el Valencia CF. El jugador quiere resolver su futuro antes de la pretemporada y la vuelta al Celta es la opción que más le atrae. Tiene otras posibilidades -incluso equipos de mayor postín dispuestos a afrontar su fichaje- pero en el momento que vio que el conjunto de Balaídos iba en serio y estaba dispuesto a hacer un esfuerzo para reclutarlo ha dejado en segundo plano otros equipos. Esa es la única opción que considera ahora pero si no cuaja buscará una alternativa. La decisión, firme, puede resultar algo chocante pero tiene explicación y en su cabeza está lejos de ser un paso atrás. Quiere jugar más -ese es el motivo de su marcha- y el Celta le asegura un rol de figura principal al lado de Iago Aspas, la posibilidad de cerrar la vieja herida de su salida en 2014 y la vuelta a su casa después de haber salido hace cuatro temporadas con tan solo 19 años.

A ojos de Mina no hay otra opción comparable al Celta y eso bloquea por ahora el interés de terceros. Los responsables del conjunto gallego han demostrado ir muy en serio en su idea de captar al valencianista y lo que hace menos de una semana parecía una quimera -la intensidad en los contactos se ha multiplicado estos días aprovechando que está en Galicia- está cerca de concretarse. Santi Mina se irá del Valencia. El jugador está convencido, tiene un acuerdo verbal con el Celta y ahora falta definir la operación entre clubes, una situación tiene lo suyo porque el Valencia CF valora a Mina como un activo importante y no lo quiere regalar pero que la gente que está llevando la operación da por sentado que no tiene ningún riesgo, dado que existe una voluntad muy clara entre las tres partes y que quedan tres meses hasta que el mercado baje la persiana el próximo 2 de septiembre.

Salvo giro radical de los acontecimientos, se hará. La situación de Mina se resume en aquello de ser cabeza de ratón o cola de león. Por una parte, hay una realidad que es determinante. Pese a que ha jugado 2.706 minutos -es el segundo elemento de la delantera en términos de participación por detrás de Rodrigo y por delante de Gameiro- esa es una situación engañosa. El Valencia CF se equivocó con el fichaje de Batshuayi, Gameiro tardó varios meses en arrancar y Sobrino, llegado en enero, no ha terminado de cuajar. El club de Mestalla busca dos delanteros -Maxi Gómez y otro- en el mercado y Mina ya sabe por boca de Marcelino que con la entrada de Guedes a la delantera va a volver a ser el cuarto en el ataque. Tras cuatro temporadas -las dos últimas a buen nivel, con 13 y 15 goles- el gallego quiere dar un paso más, sentirse importante y en su cabeza volver al Celta con galones es el paso ideal. Ya no es el «pichón» -así le llamaba Orellana- que irrumpió en Balaídos siendo adolescente, es un jugador con más de 200 partidos en sus piernas y se ve preparado para asumir la responsabilidad en otro equipo.

Esa idea ha estado en su cabeza a lo largo de las últimas dos temporadas -al final de la 16/17, nada más terminar el partido contra el Villarreal en Mestalla, el '22' tenía decidido que se iba-, su entrega hasta el momento ha sido intachable pero el acelerón del Celta en los últimos días para convencerlo a él y a su entorno familiar -incluso ha intermediado Aspas- ha sido decisivo para dar el paso. El Celta lo quiere sacar a la baja pero Mina tiene un precio para el Valencia CF. Las negociaciones están en marcha de forma paralela a la operación Maxi Gómez.