Siempre quedará la duda sobre el desenlace de la temporada sin aquellas dos victorias vehementes e impulsivas en Mestalla y Balaídos. En cuestión de cinco días, Ferran apareció para sumar decisivamente para el equipo en un momento donde la situación de Marcelino era comprometida y delicada. Fue una semana rotunda que comenzó con un gran partido ante el Sporting en Copa y terminó con otra aparición heroica ante el Celta.

Las crónicas y los programas de la época no dejan lugar para las dudas. Después de la explosión que supuso el gol de Piccini ante el Huesca, el Valencia volvió a frenarse en seco tras la Navidad y arrancó el año con la misma dinámica tétrica. Desgastado al límite, el discurso de Marcelino había perdido fuerza para conectar y tras el enésimo intentó de reacción frustrado todo sonaba a más de lo mismo. Derrota ante el Alavés, derrota ante el Sporting en El Molinón (2-1) y empate ante el Valladolid. El abrazo de Parejo. El objetivo del capitán era escenificar y hacer volar el apoyo de la plantilla antes del viaje de Alemany y Anil a Singapur.

Aquella semana, del 15 al 19 de enero, aparecieron futbolistas como Santi Mina, como Wass o Parejo, como Rodrigo o Gameiro, pero Ferran tuvo un papel radical. El extremo dio un paso al frente y ofreció una respuesta competitiva de primer orden. Fue un fogonazo del talento que lleva dentro, del Ferran de verdad. Cuestión de confianza y continuidad, cuando las ha tenido, ha sumado.

Mestalla despidió al equipo con pitos en el partido de vuelta ante el Sporting. La velada traía un aroma viciado y había que levantar el 2-1 de la ida. Los dos futbolistas que le cambiaron el ritmo al choque fueron Wass y Ferran, siempre desde la banda derecha. También ayudó la entrada de Soler en el medio. Ese triángulo más la pegada de Mina animó una bonita noche de Copa. Ferran puso la asistencia del 2-0 y redondeó una gran actuación con un gol de bandera, con la izquierda. Era un Segunda, pero había que hacerlo. Unos días después, el extremo de Foios tuvo que entrar desde el banquillo (minuto 61) para romper la dinámica. El Celta se había puesto 1-0 y cuando parecía que el Valencia CF empezaba a diluirse, Ferran tuvo una aparición genial. Buen centro de Gayà, despeje corto de Araújo Razo y respuesta inmediata de Ferran: disparo al palo largo de Rubén Blanco, con la rosca envenenada tras un empalme rápido con el exterior. Tras el empate, el equipo se movió con una nueva energía. La liberación llegó con una acción entre Parejo, Gameiro y Rodrigo. El resto forma parte de la historia.