El discurso de los futbolistas intenta centrarse en lo que ocurre en el campo, lejos de justificarse en el mes de incertidumbre que envuelve todo desde que estalló públicamente la crisis de gobierno en el Valencia CF. Los hechos, no obstante, prueban que la plantilla y el juego no son inmunes a los problemas, como la previsible venta de un jugador al que el viernes Marcelino catalogó como «referente del ataque» sin sustituto en el horizonte. Sólo en ese escenario se entiende la suplencia de Rodrigo en Vigo o la efervescencia con la que los blanquinegros han perdido el impulso de confianza que les dio la condición de campeones de Copa, según decían en julio los protagonistas.

La percepción del cuerpo técnico de Marcelino, días antes del terremoto que ha provocado el caso Rodrigo En el vestuario existe la ambición de dar continuidad a lo logrado la pasada temporada con pasos hacia delante. Sin embargo, el primero de los propósitos para este curso 19/20 -marcar raya desde el comienzo con los potenciales rivales por las plazas Champions- se ha convertido en una utopía de verano. Desde que el 27 de julio, poco después del triunfo en el amistoso frente al Sporting en Lisboa, el equipo únicamente ha podido ganar uno de los cinco partidos jugados en agosto: otro amistoso en Leverkusen contra un contrincante que jugó 80 minutos con un jugador menos. Aún así, lo visto en el Trofeu Taronja hizo pensar a la mayoría que el equipo iba por buen camino. Incluido, a Marcelino. «Es imposible llegar al máximo nivel al primer partido. Todos quedamos ilusionados del potencial ante un rival como el Inter, por como jugamos y competimos, por los automatismos que demostró el equipo. Durante la semana recibimos un golpe (caso Rodrigo

Aquel día, horas antes del inicio de la Liga contra la Real Sociedad, el técnico asturiano habló de ese objetivo que técnicos y futbolistas habían marcado. La obsesión era y sigue siendo evitar un arranque como el que mermó tanto al equipo en la primera vuelta del curso anterior. «Queremos afrontar el inicio de la Liga sólo pensando en fútbol, es muy importante empezar esta competición ganando. Pondremos todos nuestro esfuerzo, pedimos el apoyo del público para ponernos desde el principio en la parte alta de la tabla», indicó.

La realidad es que en los dos primeros partidos oficiales contra la Real y el Celta el Valencia CF ha involucionado. Ha sido más el bloque espeso en su juego y sin puntería de la primera vuelta de la campaña 18/19 que el que se presumía tras la suma de 38 puntos en la segunda y el hecho de conquistar un título 11 años después. Son sólo dos encuentros, pero la situación tampoco es intrascendente, ya que el principal rival de los últimos años en la lucha por la cuarta plaza, el Sevilla, ha sumado los seis puntos en dos envites jugados lejos del Sánchez Pizjuán (Espanyol y Granada). El clima actual en torno al Valencia genera las primeras urgencias. La victoria el domingo frente al Mallorca (17:00 horas, Mestalla) es obligada para calmar las aguas y olvidar la cadena de resultados negativos del curso anterior, cuando los de Marcelino no pudieron ganar hasta la jornada 7 en San Sebastián. Después la Liga se detendrá hasta la visita del 14 de septiembre al Camp Nou.

El Atlético, llamado a competir con Madrid y Barça, confirma también en este arranque las expectativas que despierta. Todavía es temprano, pero la zona Champions. Como manifestó Marcelino tras la derrota en Balaídos, el único camino es focalizar todos los sentidos en el terreno de juego y «trabajar para mejorar el nivel y ganar partidos».