Cuando Marcelino García Toral, entrenador del Valencia CF, habla de "incertidumbre" para analizar la situación emocional del equipo no se trata de una cuestión baladí. La inestabilidad que la crisis ha generado en cargos de responsabilidad como los del director general y el mismo técnico aumenta la intranquilidad también entre los futbolistas por lo que pueda suceder más allá del 2 de septiembre, fecha de cierre del mercado. Sin embargo, una de las conclusiones que extrae el vestuario de la charla motivacional de ayer entre técnicos y jugadores es que la única receta posible para contribuir a la normalidad, en manos del equipo, consiste en corregir errores y ganar partidos. El primer entrenamiento de la semana comenzó con media hora de retraso, ya que Marcelino y la plantilla se encerraron en el interior de la Ciudad Deportiva para dialogar directamente sobre la manera de solventar los problemas futbolísticos sufridos en este comienzo de Liga.

Confianza en la plantilla

Pasadas las 10:30 de la mañana el equipo se dejó ver en los campos de entrenamiento. Antes, Marcelino había lanzado un mensaje de confianza hacia sus jugadores con el propósito de que consigan evadirse del ruido del entorno y se acerquen a su versión más acorde, la del Valencia campeón de Copa de hace sólo tres meses, que en la segunda vuelta de la Liga sumó 38 puntos. El camino de la temporada oficial no ha hecho más que iniciarse, el mal momento no es alarmante, pero los rivales directos han empezado sacando ventaja y el domingo es necesario recuperar la alegría del buen juego para lograr en casa la primera victoria del curso frente al Mallorca. Todas las energías se focalizan en el partido, en el trabajo diario y en el hecho de llegar al descanso por los compromisos de selecciones con cuatro puntos. Todo el mundo en el grupo sabe lo que se sufrió hace un año como consecuencia de una mala primera vuelta y la necesidad de tener que remontar demasiados puntos a Sevilla y Getafe. Tras el choque con el Mallorca, el siguiente reto será la visita al Barça.

"Fútbol y sólo fútbol". Es la idea esencial del cónclave entre futbolistas y técnicos en la Ciudad Deportiva, espacio en el que ayer no aparecieron ni el presidente, Anil Murthy, ni el director general, Mateu Alemany. Sólo estuvo presenciando la sesión Pablo Longoria. Marcelino, apoyado en su staff, intenta que el impulso moral que dio a los jugadores el hecho de salir campeones el 25 de mayo no termine de diluirse entre las complicaciones extradeportivas y resultados. "Sí puede haber cierta incertidumbre hasta que acabe el mercado, pero tenemos estar al margen, trabajar y mejorar para ganar partidos", dijo el sábado el míster después de perder 1-0 en Vigo.

En Balaídos, precisamente, los males futbolísticos derivaron de la ansiedad y falta de concentración. Uno de los objetivos -puntos a corregir- el próximo domingo pasará por activar los apoyos en todas las zonas del campo para hacer fluir un juego inconexo y muy espeso.