«Un Chelsea demasiado tierno y un guía, Frank Lampard, inexperto». Un sector de la crítica se ha comportado con los Blues de forma despiadada durante estas primeras semanas de campeonato. Alguna duda lógica y reproches excesivos, sin advertir el cambio de escena provocado por la sanción de la FIFA -no han podido fichar- y por la salida de futbolistas como Eden Hazard Tras conquistar la Europa League y quedar cuarto en Premier (atención), Maurizio Sarri no titubeó a la hora de regresar a Italia. Natural, por las dificultades vividas en Londres hasta primavera y por la llamada de la Juve. Adiós cantado, con Higuaín siempre de la mano. Su testigo lo recogió Lampard. Para unos fue un irresponsable y para otros un valiente. ¿El motivo? La leyenda de Stamford Bridge tiene una trayectoria limitada en los banquillos, sólo una temporada en el Derby County (segunda división), al que llevó hasta la final del play-off de ascenso tras liquidar al Leeds de Bielsa.

No hacen falta presentaciones. Lampard conoce todos los rincones de la casa, defiende una idea de juego interesante y no se está cortando a la hora de exprimir a la primera gran generación de canteranos que ha brindado el Chelsea moderno. Lo está haciendo por necesidad y -sobre todo- por convicción. La apuesta estalló el pasado sábado: victoria ante los Wolves de Nuno (2-5), con goles de Tomori, Mount y hat-trick de Tammy Abraham; los tres ingleses, formados en Cobham. El Chelsea de Lampard es el Chelsea de los niños. Se espera a Callum Hudson-Odoi con ilusión, también a Loftus-Cheek (lesionado). Reece James cuenta y Gilmour está en el horno. Christensen también es política de captación, justo lo que le ha costado la sanción de la FIFA.

Ganas de verlos jugar

«El Chelsea está desatando emociones fuertes. Es un equipo entretenido, invita a seguirlo. Claro que han cometido y siguen cometiendo errores, pero también los están corrigiendo». El análisis de Natalie Gedra (ESPN) refleja el cambio de temperatura. El equipo de Lampard sigue teniendo puntos débiles evidentes y no es imposible que Celades llegue a marcarlos, pero la Champions llega tras un baño de confianza radical para los Blues en Molineux. Justo lo que les hacía falta. Al otro lado, el Valencia CF se ha cargado de interrogantes; ha perdido la gran ventaja competitiva con la que afrontaba el grupo: Marcelino, la continuidad, el bloque hecho, los líderes marcados, la unión. El corte ha provocado un vuelco.

Jóvenes y también pizarra

En los primeros partidos hemos visto un Chelsea agresivo en la presión, interesado en no atacar de cualquier manera, pero pensado para lanzar el ataque rápido. En el apartado físico tiene jugadores top. Ha atacado bien, pero con carencias en una estructura con cimientos de cemento todavía fresco. El Chelsea sufre cuando el rival tapona la salida de su defensa, Jorginho (básico en el juego de pase) no puede maniobrar cómodo y Kovacic se revoluciona sin orden. Por fuera les cuesta salir; con dos claves: sus mediapuntas no pueden entrar en juego -tienen mucha calidad y aceleran la acción- y hay que controlar al nueve, sea Giroud o un Abraham desatado. En estos primeros partidos ha atacado bien, pero se han notado las carencias en defensa, también a balón parado. Christensen es frío y Zouma no ha estado firme, pese a su buen año en Everton. Por eso Rüdiger (tocado) es básico, por eso Tomori tiene opciones de asentarse. Los laterales han sufrido, han crugido su espalda y sólo Emerson se ha salvado. Sin NGolo Kanté -fuera tres partidos unos problemas de tobillo- el equipo ha perdido intensidad y recuperación. Jorginho no muerde y la transición defensiva ha hecho aguas.

Hace una semana hubieramos dibujado a este Chelsea como un rival propicio para el mejor Valencia de Marcelino. Después del fin de semana ya no lo es tanto. Consciente de sus puntos débiles, Lampard agitó el árbol ante el Wolverhampton. No es un fundamentalista, como desmotró en el Derby. El míster inglés cambio el sistema y recuperó el 1-3-4-2-1, a lo Antonio Conte. Acierto. El equipo compitió mejor y ganó en un escenario donde el bloque de Nuno no doblaba la rodilla desde enero. El Chelsea goleó a un rival sólido, especialista en neutralizar a los equipos de la parte alta. El 4-3-3 sigue vivo, Kanté y Rüdiger puede hacerlo absolutamente viable.

Pulisic y el adiós de Hazard

Tomori (central por izquierda) dio un recital defensivo y abrió el marcador con un misil desde la frontal. Mount dejó constancia de su clase en la zona de creación y reforzó su gran inicio, marcó y no dejó lugar para las dudas; por eso ha estado convocado con Inglaterra y por eso mantiene a la joya del Dortmund, Christian Pulisic (64 millones de euros) como alternativa. Mount se está perfilando como heredero de Eden Hazard (con su propio estilo) mientras Hudson-Odoi completa su recuperación. Lampard lo dirigió el curso pasado, como a Tomori y la confianza se siente. El Derby perdió la final por el ascenso ante el Aston Villa de Abraham, 25 goles, segundo máximo realizador de la categoría, sólo por detrás de Teemu Pukki. Lampard los conoce a la perfección y es consciente de la oportunidad que le ha brindado el contexto, por vacío de poder, por proyecto y por la necesidad de nuevas estrellas; esta camada -campeona de Youth League y protagonista en las inferiores de Inglaterra- es lo suficientemente interesante para arriesgar y advierte garantías por proyección. Hudson-Odio estuvo cerca del Bayern, pero las ideas de Lampard pueden potenciar su renovación. La jugada guarda un plus por identidad. Todos han pasado o pasarán por la selección.

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Estas son las jóvenes promesas del Chelsea

El Chelsea arrancó con una dura derrota en Old Trafford ante el United, no pudo con el Leicester, sufrió ante el Norwich y se atascó ante el Sheffield United, dos recién ascendidos. Fue a los penaltis ante el Liverpool en el Supercopa de Europa y falló Abraham... Esa es la metáfora. Un mes y pico después, el punta inglés lleva siete goles, lidera la clasificación de artilleros. Está en el principio de un sueño, compartido con sus colegas desde niños... desde prácticamente ayer.

Ante el Valencia CF sería lógico moderarse, por la exigencia y por la falta de rodaje en el primerísimo nivel. Lampard, que también debuta en Champions, lo tiene claro: «Estoy seguro de que Mason, Tammy y Tomori están entusiasmados». Ante el Wolves, Lampard se jugaba mucho y apostó por ellos para competir y ganar. Los once goles del Chelsea en Premier tienen copyright: siete de Abraham, tres de Mount y uno de Fikayo Tomori. Todos Sub-21. No se conocía una racha semejante en el club de goles marcados por ingleses desde septiembre de 1993 a enero de 1994, cuando Gavin Peacock, Neil Shipperley y Dennis Wise hicieron once también. En el contexto Premier la racha adquiere una dimensión todavía mayor. En Molineux terminó con un récord que llevaba vigente dos décadas: desde que el Leeds enlazó 10 goles en 1999 (octubre), ningún otro equipo había hilado tantos goles con protagonistas menores de 21 años. El Chelsea está en plena efervescencia y ha disparado su atractivo. Tiene la confianza de veteranos como Willian. Ahora todos piden tiempo para Frank Lampard.

La experiencia sigue siendo un grado

La frescura de los jóvenes determina los primeros pasos de Lampard, pero la línea de veteranos y el grupo de futbolistas en plenitud tienen un rol vital, determinante. El propio Willian (31 años) lo ha reconocido estos días. El brasileño, Giroud (32), Pedro (32), Caballero (37) y Azpilicueta Por experiencia y profesionalidad, el míster los ha fijado como referencia. Mientras emergen nuevos líderes, ellos son ejemplo por cuerpo (descanso, entrenamiento, nutrición) y alma (disciplina, perseverancia, paciencia).

Los pesos pesados de otras etapas están prácticamente extinguidos. El foco de la responsabilidad está, sobre todo, en Arrizabalaga, Rüdiger y Jorginho, portero, central y mediocentro. Tres posiciones clave. Kanté puede tener la llave para el equilibrio de todo el sistema, del nivel competitivo del bloque. Enchufarlo es fundamental. Zouma, Kovacic, Marcos Alonso, Emerson (arrancó de maravilla hasta la lesión) o Barkley, que tiene la confianza de Southgate como pieza de reparto en la selección inglesa, tienen que dar un paso al frente. Todos están en ese momento definitorio, entre los 24 y los 28 años.