Después de cuatro minutos de prolongación el turco Cuneyt Çakir pitó el final del partido. En sólo décimas de segundo la mirada y las piernas de los futbolistas del Valencia CF se dirigieron hacia la grada donde estaban los 650 seguidores desplazados a Stamford Bridge. Ni el hecho en sí ni los gestos de complicidad con la gente, el escudo y la camiseta fueron casuales. La afición, valor permanente de un club centenario, es la razón principal por la que la plantilla acordó poco antes de la primera jornada de Champions League romper el silencio que impuso días atrás como protesta por la destitución de Marcelino por parte del propietario y focalizar todas las energías en lo deportivo.

Como informó SUPER en la mañana del martes, Anil Murthy, presidente y representante de Peter Lim en València, se reunió en la noche del lunes con los jugadores en Londres con la misión de empezar a limar asperezas. El grupo, excesivos días desinformado sobre el viraje del proyecto, se ha sentido traicionado. Poco después del regreso de Albert Celades al hotel, tras comparecer solo en la sala de prensa del estadio, las reuniones se sucedieron entre los implicados en el difícil paisaje que acompaña al Valencia CF. Los capitanes con Murthy, con el grupo y todos con el dirigente.

El presidente valencianista animó a «mirar hacia delante» de la mano del nuevo entrenador y pidió al equipo, en pro de mitigar el fuego, que cumpliera con los compromisos de la entidad a la hora de atender a la prensa antes y después de los partidos. La respuesta del grupo fue contundente: Nadie del club había salido para explicar a la masa social el por qué de lo sucedido con el curso empezado en un equipo que cumplió con sus objetivos durante dos años. Anil Murthy tomó la palabra y, a diferencia de lo que ocurrió en Barcelona, atendió por primera vez preguntas sobre la crisis en los momentos previos al encuentro.

El hecho de que los futbolistas rompieran el silencio, sin embargo, no fue nada fácil. El martes se sucedieron las reuniones, incluso, horas antes del estreno en la Champions 19/20. El club no cesó en su empeño de que, al menos, un jugador hiciera declaraciones tras el partido. Si alguien iba a hablar sería el capitán en representación de todos. Nadie saldría ofreciendo su visión personal del asunto. En las salas del Pestana Chelsea Bridge Hotel, de cuyo interior se alejó a la prensa, hubo «mucho debate» entre los futbolistas, que finalmente alcanzaron un consenso. Hablaría Dani Parejo como señal de respeto a la esencia del club, su escudo, y a su afición. En este sentido, la frase pospartido del capitán cobra todo el sentido: «Hemos sacado actitud y carácter; se ha demostrado que, como profesionales y como familia, vamos a muerte con el míster y con sus decisiones. El club está por encima de todo, nos debemos a él. Llegarán otros y el club seguirá ahí».

El respeto hacia el vestuario con el que ha aterrizado Celades, la petición con la que se marchó Marcelino de seguir compitiendo igual que a sus órdenes... pero, por encima de todo, lealtad al escudo son los motivos por los que el equipo decidió abortar la medida de no hablar. Los jugadores llegan a la conclusión de que un clima de conflicto no beneficia a nadie y sí perjudica a la entidad más allá de las personas que la gestionen en determinados periodos. Normalidad en el día a día con el cuerpo técnico repercute en positivo en el ejercicio de su profesión: ganar partidos. Precisamente, en las dos campañas con Marcelino han comprobado ese rol clave de Mestalla en los éxitos y en el devenir del Valencia CF. «Quiero invitar a la gente a que venga a Mestalla el domingo y se vuelva a ver un ambiente alegre. Les necesitamos. Cuando afición y equipo van de la mano se nota», comentó Parejo.