«El míster me mandó a calentar y no me lo creía. Cuando he salido a San Mamés me he sentido muy feliz». Manu Vallejo nunca olvidará su debut en primera división. El sábado vivió como jugador del Valencia un día para el recuerdo por el que había luchado muchos años con la humildad y la cultura del esfuerzo que siempre le caracterizó desde que era un adolescente que perseguía sus sueños en los campos de la Primera Andaluz, categoría por debajo de Tercera. El gaditano se crió en el seno de una familia trabajadora que le inculcó los valores que ahora le han ayudado a salir adelante. Fe, superación, perseverancia o confianza. La temporada no se lo había puesto nada fácil. El chiclanero se había convertido en un descarte habitual en las convocatorias de Marcelino García Toral y Albert Celades. Sin embargo, lejos de venirse abajo y bajar los brazos, siguió trabajando como el que más en busca de una oportunidad que ha llegado y ha sabido aprovechar. Su puesta en escena en San Mamés invita a la esperanza. Vallejo se suma a la causa.

Manu solo había entrado en la primera lista de la temporada contra la Real Sociedad en pleno agosto. El resto de listas las contaba por ausencias. Era el último de la fila junto a Eliaquim Mangala y Rubén Sobrino. Por si fuera poco, la salida de Pablo Longoria del club le había dejado en fuera de juego. El exdirector del área técnica era su gran valedor dentro de la entidad de Mestalla y su sentimiento de desprotección en los primeros días era comprensible. Todo jugaba en su contra. Por si fuera poco, algunos clubes eran conocedores de su situación deportiva en el Valencia e iniciaron los primeros contactos para mostrar su interés de cara a una hipotética salida en el mercado de invierno. «Posibilidades de que vuelva al Cádiz hay seguro, aunque tendrá opciones de primera división antes que la del Cádiz. Como no podía ser de otra manera el Cádiz siempre tiene los brazos abiertos para Manu en el hipotético caso de que se contemplara, que yo creo que no va a pasar», manifestaba el presidente del Cádiz Manuel Vizcaíno la semana pasada.

El jugador no quiso escuchar a ninguno de esos equipos, confiaba en sí mismo, estaba centrado en el Valencia y lo único que pasaba por su cabeza era trabajar el doble para hacerse un sitio primero en la lista y luego en el campo. El domingo aprovechó con creces su primera oportunidad. El de Chiclana de la Frontera entró en el minuto 68 en sustitución de Maxi Gómez. De sus botas salió una diagonal de cuarenta metros desde la derecha con un preciso pase interior a Denis Cheryshev y una acción personal desde la izquierda con regate y disparo a puerta taponado por la defensa del Athletic. El delantero pidió perdón a Rodrigo Moreno porque estaba completamente solo en línea de pase. Un gesto que demuestra su carácter. Manu se ha ganado el cariño del vestuario gracias a su humildad, sencillez y compañerismo. Nunca ha puesto una mala cara desde que llegó. Siempre ha sumado para el equipo a pesar de su situación individual y el propio Celades así se lo agradeció en público en La Catedral. «Estoy muy satisfecho con la aportación de Manu y Sobrino porque han ayudado al grupo y me da mucha alegría que tengan minutos y puedan disfrutar de esto». El capitán del Valencia Dani Parejo felicitó al gaditano sobre el césped de La Catedral con una palmadita en el pecho como reconocimiento a su sacrificio diario y sus buenos minutos de fútbol en su estreno en primera. La cara de satisfacción de Manu Vallejo a la finalización del partido hablaba por sí sola. El escenario sin Gameiro