La portería a cero ha sido punto de inicio y denominador común en las tres victorias del Valencia CF en la presente temporada: Mallorca (2-0), Chelsea (0-1) y Athletic (0-1). Tres triunfos diferentes en los que los blanquinegros han crecido en desde el primero al último, disputado ayer sábado en Bilbao frente al Athletic. La primera parte de los de Celades es digna de enmarcar; no sólo por la manera en la que minimizaron a los leones, sino también por el mérito de sobreponerse a la sangría de goles recibida hasta llegar a San Mamés por el bloque del técnico catalán. El mismo equipo que en dos semanas había encajado cinco del Barça.

«El Valencia ha sabido desactivar nuestro juego, nuestras llegadas por banda... todo. Conocían como jugábamos y lo han preparado muy bien», confesó segundos después del fin del partido Yeray Álvarez, central del Athletic. Sólo la labor de los zagueros vizcaínos, el propio Yeray e Iñigo Martínez, evitó que los locales se marcharan al descanso con una derrota más abultada que el 0-1 convertido a los 27 minutos Cheryshev en un acción de contragolpe de manual. Desde el robo de Parejo, que cedió rápidamente con el pecho a Coquelin, hasta la asistencia de Maxi a Ferran Torres, que ganó la espalda de los marcadores y para dar el gol en bandeja al ruso.

En la jugada del gol los dos extremos recorrieron más de 80 metros subiendo de velocidad. Muestra del sacrificio en defensa y ataque del equipo. El paso adelante en relación a la victoria de Stamford Bridge estuvo en como el Valencia controló casi siempre el partido. En los primeros 25 minutos el conjunto ayer de azul dominó el juego y la posesión del esférico. Sin embargo, el dominio no consistió en basculaciones de balón de un lado al otro, sino en un vendaval de ataque fluido hacia la portería de Unai Simón. Coquelin y Parejo, auxiliados por Rodrigo como conector con la ofensivo y dos extremos puros, hicieron carburar al Valencia. Maxi, aparte de remates peligrosos, supo también dar continuidad al juego.

En defensa el equipo siempre presionó y se replegó con orden, alejando al Athletic del área y repeliendo sus centros con una zaga concentrada y un meta, Jasper Cillessen, imperial en los balones aéreos y en dos grandes paradas.