Y entre guerra y guerra llega otro partido y esta vez es en Mestalla. Para el aficionado del Valencia CF cada vez es más difícil acudir al estadio con el ánimo de diferenciar en cada momento entre animar al equipo, -es evidente que en casa lo pasa mal porque le pesa demasiado la mochila de la responsabilidad y el murmullo de la grada-, de la crítica o protesta a las decisiones del propietario del club o de su presidente. Y lo peor de todo es que esta dificultad la genera el propio Valencia CF, es decir, es el club quien provoca que la frontera que separa animar al equipo de protestar por la mala gestión sea cada vez más fina hasta el punto que un mal resultado provoque que la protesta se imponga sobre los ánimos. Es triste pero es lo que hay.

Y mira que el Valencia CF de Albert Celades necesita cariño desde la grada y estabilidad a su alrededor, pero lo recientemente acontecido con Santi Cañizares y su propuesta para ayudar a la lucha contra el cáncer infantil -a través de Telefónica y la fundación El sueño de Vicky de la que él es embajador- que ha rechazado el club, hacen más difícil que el apoyo nazca primero de la grada. Tendrá que ser el equipo quien tire de Mestalla. Como casi siempre, por otra parte.

Pero más allá del factor ambiental, lo cierto es que desde el punto de vista estadístico al Valencia CF de Celades ya le toca ganar en Mestalla, y además cuenta a su favor con el rival. Es una temeridad desacreditar a cualquier equipo de la Liga española pero se puede afirmar que el Alavés es, en estos momentos, el equipo más flojo del campeonato cuando juega como visitante. De los tres partidos disputados fuera de casa no ha ganado ninguno, perdido dos y empatado el tercero. El equipo de Vitoria fundamenta su solvencia en el estadio de Mendizorrotza, donde aprovecha sus reducidas dimensiones para colgar balones al área de manera constante, atosigar al rival y esperar las segundas jugadas. Lejos del País Vasco, son muy vulnerables después de perder a futbolistas como Calleri, Jony o Ibai. Con Celades, el Valencia no ha ganado en Mestalla, y ya le toca, por bien del propio técnico y por bien del club. Perdió en Champions el pasado miércoles ante el Ajax 0-3 y empató en Liga ante Leganés y Getafe. En ese sentido, es lógico que Celades diga «estamos ilusionados porque no hemos ganado en nuestro campo y los jugadores se lo merecen. La afición también, el otro día -ante el Ajax- el resultado no fue el deseado a pesar del ambiente que había».

A efectos de clasificación, el conjunto de Celades tiene la cuarta plaza a tiro, que de manera sensata es a lo máximo que se puede decir que puede aspirar este equipo tal día como hoy sábado cinco de octubre. Tiene nueve puntos y está a cuatro del Barcelona que es cuarto. Por delante hay equipos como Real Sociedad, Sevilla, Athletic y Villarreal, que se presupone serán los rivales por lograr el puesto de Liga de Campeones, del que la teoría -y solo la teoría- dice que se caerá el Granada, segundo clasificado en estos momentos con catorce puntos, a uno del líder Real Madrid. Si al Valencia CF se le escapan estos tres puntos, será ya cosa de ir a remolque, y no está el equipo para pensar en hazañas.

Para colmo, después del encuentro para la competición de Liga porque hay partidos de selecciones internacionales, lo que provoco que la resaca del partido sea más larga porque no hay otro inmediato que permita olvidar el anterior. Si a ello se le añade el enrarecido ambiente que vive el entorno del club desde la destitución de Marcelino García Toral a principios del pasado mes de septiembre, una derrota podría tener consecuencias graves. Es más, hasta podía precipitar decisiones que en el seno del club no está previsto tomar ahora. El Valencia CF vive más que nunca, sin proyecto y pendiente de una victoria.