Las primeras sacudidas del terremoto se sienten, en todos los ámbitos. El club presenta un gobierno débil, los resultados no acompañan y el juego no invita al optimismo. Poco o nada se puede extraer en positivo de lo ocurrido durante la semana pasada. Dos derrotas -dolorosas-, futbolistas lesionados o sancionados para las próximas jornadas y elementos determinantes lejos de su mejor versión. Las apuestas de Celades para dar óxigeno al equipo -las rotaciones 'obligadas'- volvieron a no funcionar en El Sadar. Sucedió lo mismo ante el Getafe. La sensaciones no acompañan, pero la necesidad es concreta: el Valencia CF busca un reacción rápida y es el objetivo que se ha marcado ante el Valencia CFSevilla

Un mal resultado el miércoles rompería en crisis, pero el partido se ha reciclado en oportunidad: conquistar una victoria sería una prueba de vida competitiva irrefutable, el refuerzo positivo que ahora mismo es absolutamente imprescindible. No hay otra alternativa dentro del plan de viabilidad a corto plazo.

La bola de negatividad está rodando cuesta abajo y urge un freno. Por crédito, por credibilidad, por todo lo que restan las derrotas a nivel de confianza. El Sevilla es el adversario ideal para ofrecer un golpe de mando. La salida de balón es un problema grave, el ataque no golpea y la defensa no es sinónimo de seguridad... Celades ha demostrado públicamente que es consciente de los defectos y busca la manera de generar soluciones. Es el momento de estar juntos, de ser más equipo que nunca. La línea es similar a la que se ha dibujado para la supervivencia en Champions League. Se juega en Mestalla y la afición tiene que ayudar a marcar la diferencia. En casa, con su gente, el Valencia tiene que mostrar la versión competitiva que sí mostró hace unos pocos días durante la segunda parte en el Metropolitano. Reanimarse, reactivarse, responder, mejorar. El equipo sabe lo que se juega.