Kondogbia terminó el partido ante el Espanyol. El centrocampista volvió a casa con la sensación de haberse vaciado, de haber ayudado al equipo, que era el refuerzo que de verdad buscaba y necesitaba. La pelada de cable que le llevó a sacar las manos para defender un balón parado fue un paréntesis negativo dentro de una actuación positiva, de principio a fin. Kondo volvió a ser importante en defensa y en construcción. Pese al error del 0-1 mantuvo una línea constante para terminar crecido. Estuvo cerca de hacer gol con un gran disparo de media distancia, que recordó al que hace dos años fue clave para ganar en el RCDE Stadium. Todavía no está a ese nivel. La acción vale como metáfora. Después marcó territorio con la recuperación que terminó en el 1-2 de Maxi. Mordió con Rodrigo, se hizo con el balón, lanzó a Manu Vallejo y el gaditano conectó con el 19, que alimentó al uruguayo abierto como un extremo. Fueron 96 minutos del auténtico Kondogbia, aunque el Lille le somete a otro examen de recuperación.

El partido es importantísimo. Obvio. Los centrocampistas salieron marcados en Lille, donde Benjamin André y Boubakary Soumaré completaron la actuación que se espera de la sala de máquinas valencianista. Seis años más joven, Soumaré emerge como evolución del centrocampista del Valencia CF, por origen (África), poder físico, altura y estilo. El mediocentro del Lille domina las dos fases del juego, corta, acelera la jugada, juega... Es la noche y la Champions no acepta imitaciones. Kondogbia tiene que ser el Kondogbia original, tiene que dominar ante la réplica -magnífica- de Soumaré. Longoria quiso a Boubakary para la Juve y después para el Valencia CF. Geoffrey tiene ganas, lo demostró ante el Espanyol -fue el número uno en intercepciones, entradas, duelos aéreos y segundo en pases- y el escenario es ideal para dar un golpe definitivo.

Cambio de sistema en el Lille

El Lille intentará activar su versión Champions, seguir dando pasos al frente en la competición, como lleva haciendo desde la jornada uno, ante el Ajax. Los franceses son conscientes de que «toca dar el 110%, no vale el 80%». Galtier jugó de nuevo en rueda de prensa, incluso dejó caer un posible cambio de sistema. Busca sorprender otra vez.