El fútbol son momentos. La lesión de Cheryshev de partido y el resto forma parte de la historia del club en Champions. Una mala noticia terminó transformándose en una buena. El extremo fue uno de los futbolistas que impulso la remontada por juego, por personalidad y por intención. El gol subraya su protagonismo. Ferran encontró el partido importante que buscaba, en Mestalla, en Liga de Campeones, en el mayor escaparate futbolístico del mundo, ante un buen adversario como el LOSC. Unas semanas atrás, el extremo ya había sido el mejor del equipo ante el Ajax, pero la derrota lo devoró todo. No permitió un análisis ajustado a los méritos más allá del resultado. Ferran destrozó a Tagliafico, figura del campeón holandés, líder argentino, lateral izquierdo del semifinalista del curso pasado. Ante el Lille, esa mezcla suya de físico y categoría produjo una explosión radical. Desde el primer balón que tocó se hizo evidente que algo iba a pasar. No siempre sucede, pero el fútbol decidió hacer justicia.

Una vez más, el equipo fue de menos a más hasta protagonizar un final a la altura. La amarilla y el cambio de Benjamin André también ayudaron para abocar al vértigo los últimos diez minutos. Todo suma. Durante más de una hora, el Valencia estuvo superado en acción, ritmo y potencia. Soumaré, André, Çelik, Osimhen... Parecían más rápidos y más fuertes, hasta que llegó el cambió de marcha vía Ferran. También fue clave Manu Vallejo, pura energía y hambre. La verticalidad de los dos jóvenes se hizo sentir por las bandas. Empuje puro por la izquierda, con el gaditano más Gayà. Ferran monopolizó las maniobras por derecha. Uno contra uno constante, arrancada, carrera y centro... más revoluciones. Justo lo que hacía falta para subir la temperatura y superar al Lille. Los franceses temblaron y no hubo retorno para ellos. Ferran destrozó a Bradaric (lateral de la selección croata) y a Gabriel Magalhães. El de Foios dejó huella y entró en la historia: es el goleador más joven del club en Champions, 19 años tiene. Se va a hablar. El club no puede permitirse el lujo de no blindarlo.