Mientras el Valencia CF de Celades busca la regularidad en los Valencia CFCeladesresultados, cada victoria que va logrando supone una dosis de tranquilidad para el entorno y sobre todo para unos aficionados entre los que va calando la necesidad de hacer de Mestalla un fortín en el que los futbolistas se sientan cómodos.

Es evidente que la tensión que se ha vivido en el estadio en algunos de partidos recientes tiene su origen en algunas decisiones tomadas por el club y en su manera de comunicarlas, y sobre todo, en el gesto de su presidente hacia la grada el día en que esta cantaba contra él y contra Peter Lim y Anil Murthy los mando callar llevándose el dedo índice a su boca, y que poco se le puede achacar a la paciente grada vaencianista que aguanta carros y carretas de manera casi estoica, pero una cosa es quién está en el origen de esta tensión, y la necesidad que el valencianista, de forma individual y colectiva, tiene de hacerse notar para que los dirigentes sepan su malestar o desacuerdo, y otra negar la evidencia de la tensión y su peso sobre el equipo. Y ahí están las palabras de Gayà en sala de prensa para corroborarlo: «Hay discrepancias con la directiva, eso no se esconde, pero eso no nos ayuda cuando estamos jugando. Luego vamos a otros campos y el aliento de la afición se nota para el rival. Mestalla siempre ha apoyado, con el ambiente hemos empezado a ganar los partidos».

El debate está dentro del vestuario y Celades ya lo admitió el pasado tras la victoria ante el Espanyol: «Hemos comentado que el ambiente no es el idóneo por todos los problemas con los que la gente no está de acuerdo; lo más importante es la afición, pero los jugadores son una parte fundamental junto con la afición, y ellos llevan tiempo demostrando orgullo, que lo dan todo por la camiseta y ofrecen un rendimiento. La gente es consciente de ello y ojalá que Mestalla responde como merecen estos jugadores, estoy seguro de que va a ser así» decía el pasado sábado tras la victoria ante el Espanyol.

Celades volvió a dirigirse a los aficionados con un matiz: «No le pedimos nada, solo queremos darle cosas, solo tenemos palabras buenas para la afción. Es fundametal para nosotros que la afición nos ayude y nos empuje. Tenemos que ser consicetes de la importancia de este partido y no tengo ninguna duda de que la afición nos va ayudar como ha hecho siempre».

Como Celades, pocas dudas alberga nadie sobre el ambiente que tendrá este martes Mestalla porque el valencianismo siempre ha estado junto a su equipo cuando más necesario ha sido, y el partido de hoy es una final. A poco que los futbolistas tiren de la afición, la grada se encargará de empinar el estadio para el rival porque se trata de ser o no ser en la Champions Al Valencia CF solo le vale ganar al Lille para mantener las opciones de meterse en los octavos de final de la competición. Además, el equipo francés es disciplinado y tiene un juego alegre y atrevido, pero le falta poso. Viene de perder en uno de los estadios más duros de la liga francesa, el Velodrome de Marsella y al término del encuentro el entrenador Galtier no ocultaba uno de los defectos que tuvo su equipo: «Puede que algunos de mis futbolistas nuevos y jóvenes no entendieran loque se iban a encontrar...».

Quizá por ello el viejo y sabio estadio de Mestalla espera paciente a que llegue su momento para mirar al cielo y guiar a su equipo hasta el infinito y más allá, espera paciente porque se muere de ganas de fútbol y de victorias, y sobre todo, se muere de ganas de Champions. Llega la hora del «rugido que no admite réplica. El rugido de Mestalla que asombra por su contundencia. Es un rugido de varias generaciones. Vertical, bronco, incontenible cuando se desborda».