«Era el partido que todos necesitábamos, creo que la afición necesitaba un momento así y todos estábamos empeñados en dárselo. Los jugadores también necesitaban el apoyo de la gente». Celades clavó el discurso. Cada frase tiene valor. La victoria ante el Lille empezó a fraguarse hace 15 días. Entonces, se dibujó un plan y se está desarrollando con acierto. En frío, después del ejercicio de resistencia estéril interpretado en el Pierre-Mauroy y con el doloroso empate todavía clavado, la lectura interna fue rotunda: la clasificación para octavos seguía dependiendo de la iniciativa del equipo, se iban a jugar dos partidos en València, ante Lille y Chelsea, de forma consecutiva, trascendentales para avanzar en Champions. Tocaba activar el factor Mestalla, desligar al equipo del desafecto -lógico y natural- del aficionado con el gobierno del club y configurar el ambiente de la grandes noches, producir la química que empina la grada para el rival y potencia la capacidad de todos para intimidar. Nada fue artificial en los prolegómenos. El alegato fue mucho más que un llamamiento institucional.

José Gayà: tocaba jugar la cuarta jornada como una final. Desde esa perspectiva se compitió y desde esa posición jugadores como Ferran, Kondogbia, Gabriel Paulista, Manu Vallejo, Parejo o el propio Gayà se elevaron como héroes, al menos, por unas horas. El resultado: tres puntos esenciales, reacción en la adversidad, triunfo de prestigio ante un buen rival, cuatro golazos, una explosión común y esa conexión afición-equipo renovada. La temporada pasada, el enlace fue determinante y tiene que volver a serlo, continuando por el Granada. Así sucesivamente.

El vestuario se sintió correspondido, por lo vivido y por lo compartido. «Agradecemos también el apoyo de la gente porque se ha volcado con el equipo, ha tenido paciencia cuando estabamos por debajo en el marcador y la verdad es que cuando todos vamos de la mano es más sencillo», aseguró Gayà en zona mixta. El Valencia CF es consciente de que necesita volver a ganar ante el Granada, de que superar con éxito el choque -de nuevo en Mestalla- en LaLiga es básico antes del parón de selecciones. La plantilla estaba preocupada e inquieta por la tensión y la presión añadida, más allá del rendimiento o el nivel de juego, generada por los asuntos de palacio desde la tribuna. El fútbol tenía que hacer de cortafuegos y Celades volvió a insistir en el compromiso de los jugadores y la importancia de Mestalla: «Hemos sabido reaccionar, los jugadores han estado increíbles e insisto en el apoyo de la afición, que ha estado espectacular». No todo fue vino y rosas. En el minuto 52, Yazici tuvo la posibilidad de hacer el 0-2 y se escucharon unos pitos, leves y comprensibles por el peligro.

Cambio a ritmo Champions

«Nos hacía falta conseguir una victoria aquí, en casa, con los nuestros», reforzó Ferran. Todo en la misma línea. El extremo (19 años) vivió su primera gran noche de Champions, entró desde el banquillo para liderar la reacción, cambió el ritmo del Valencia, intervino en la jugada que terminó en el penalti del 1-1 y elevó su actuación con un golazo. Fue un golpe de autoridad, la respuesta a su gran objetivo: ayudar, ser importante, triunfar aquí.

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Paulista, fuerza y coraje

Gabriel Paulista también liquidó una cuenta pendiente con Europa, con la Champions y con el Lille. Como metáfora queda la carrera y el duelo ganado a Victor Osimhen en la segunda mitad. El hispano-brasileño exhibió poderío ante un delantero pura potencia y velocidad, como quedó demostrado en el primer gol. Paulista le arrebató el balón limpio, en el área. Después se creció ante la falta del nigeriano. El gol de Ikoné en Lille fue especialmente doloroso para él, después de un choque pleno de determinación y aciertos en defensa, donde resistió lesionado, vendaje incluido. Le faltaron unos pocos segundos para terminar como héroe radical. La temporada pasada fue uno de los futbolistas peor parados en las semifinales de Europa League ante el Arsenal. El martes, empezó a quitarse esa espina. «Estamos en casa, con ayuda de nuestros aficionados, y necesitábamos esto, una buena remontada, que nos da confianza para los próximos partidos», insistió también.

Nada como la primera vez

Falló el posible 1-1 ante el Ajax, sufrió en el Pierre-Mauroy ante el pressing alto del Lille y cometió el error ante Benjamin André que terminó en el 0-1 de Osimhen en Mestalla. No estaba siendo un encuentro fácil, pero Parejo empezó a desquitarse desde los once metros. Entre la tragedia y el éxito, ejecutó a lo Panenka. Maignan, especialista en los penaltis, no encontró respuesta. Todo rodó a partir de ahí. Primer gol en Champions para empezar a liquidar fantasmas y arrancar etiquetas. Ante el Chelsea, en Stamford Bridge, firmó su primera asistencia en la competición.

Kondogbia también tuvo su momento de explosión. Con el Valencia CF había hecho cinco goles, todos en el marco de LaLiga, todos lejos de casa. Ante el Lille celebró el primero -golazo- en Mestalla. El zambombazo, desde la República Centroafricana, es viral en todo el planeta, uno de los mejores de la temporada. Fue el refuerzo que necesitaba Geoffrey después de meses de sufrimiento, sobre todo, por la falta de continuidad que no le han permitido tener las lesiones. El ex del Lens ganó el clásico ante el Lille, gran rivalidad en el norte de Francia. Nunca fue un problema de compromiso o hambre y se ha hecho evidente en los dos últimos partidos sin Francis Coquelin. Ha dado un paso al frente y es una bendición, como reforzó Albert Celades.

El punto de inflexión

«Feliz de formar parte de esta gran familia, esto no para, vamos a por más. Agradecido con la afición por el apoyo siempre. Todos juntos somos más fuertes», ha lanzado Maxi Gómez. El mensaje en redes sociales es otro refuerzo en la misma dirección. Por primera vez esta temporada se han enlazado dos victorias, por primera vez se hicieron cuatro goles. Todavía quedan defectos por corregir y mucho por hacer. El choque ante el Granada es estratégico, pero el Valencia CF empieza a repetir coordenadas: va de menos a más, el banquillo ofrece posibilidad de agitar los partidos y lleva dos segundas partes -ante Espanyol y Lille- notables desde el punto de vista de la acción y le intención, en la línea del Metropolitano. Los futbolistas creen y estaban haciendo dejando ver cosas buenas que cada vez hacen con más continuidad o duración.

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Gayà cierra el círculo: «Sabemos reaccionar, como muy bien está demostrando este equipo y no tengo palabras para reconocer el esfuerzo que ha hecho el equipo en la segunda parte, otra vez más. Estoy muy orgulloso de mis compañeros y de la afición, que ha estado de diez, ha estado empujando hasta el final y creo que hemos disfrutado de una victoria que merecimos, que nos hacia falta».