Los números pueden amortiguar descuidos determinantes y pueden disparar lo ordinario. También sucede al contrario, los datos son capaces de contener el valor de los momentos decisivos. Después, se producen ejercicios fuera de todo debate, en los que emoción y ciencia van de la mano. La acción de Gayà. La alineación perfecta. El lateral zurdo queda como MVP a los puntos y como símbolo de una noche de pura épica. Su volumen de aciertos le ha permitido tomar el flanco izquierdo de la defensa en el XI ideal -estadístico- de la jornada en la Champions League.

Gayà comparte equipo con otros futbolistas destacados de la jornada cinco, como Keylor Navas (PSG), Messi (Barça), Romeu Lukaku (Inter) o Robert Lewandowski. La goleada de los bávaros (0-6) ante el Estrella Roja ha dejado poco margen para figuras de la fecha como Papu Gómez (Atalanta), Enoch Mwepu (Salzburg), Toni Kroos, Benzema (Real Madrid), Harry Kane (Tottenham) o Paulo Dybala (Juve). La inteligencia artificial y el algoritmo de WhoScored son ciencia, pero necesitan el plus del contexto humano. Lo sucedido en Belgrado no se puede comparar con lo vivido en otras magnitudes como Mestalla, Madrid, Turín, Praga, Londres, incluso Genk.

La determinación y el liderazgo no computan, pero sí suman cuando se traducen en insistencia, continuidad en ataque, aciertos defensivos y acciones clave, como el penalti forzado por Gayà a pura astucia ante Jorginho o la asistencia de gol... que Rodrigo limitó a gran ocasión generada por el no gol del minuto 95. El lateral izquierdo dejó un remate, un despeje sobre la línea de gol, dos regates, cuatro entradas, dos duelos áereos ganados, siete centros al área. Ese «lo ha dado todo» que exclamó la afición de Mestalla tras verlo desfallecer en el campo toma forma en los cerca de 11 kilómetros que recorrió. La séptima marca más elevada en el global del partido.

En el día 'D' y la hora 'H', Gayà hizo de Gayà (24 años) e insistió en una realidad: ahora mismo está entre los mejores laterales izquierdos de Europa Una posición al alcance de muy pocos futbolistas en el Valencia CF. Gayà jugó su mejor partido de la temporada por rating estadístico. A la luz de la Champions. Los problemas físicos y la exprimida acumulada del curso 2018/19 no le habían permitido alcanzar su mejor versión, hasta ahora. Sólo ante Mallorca y Lille más Islas Feroe y Rumanía -con la selección española- había volado sobre el notable. Con un 8.6 de valoración (WhoScored), Gayà supera al canadiense Davies (extremo reciclado a lateral por Hans-Dieter Flick en el Bayern) y la colonia brasileña que copa el puesto en varios de los clubes de la Champions: Ismaily (Shakhtar), Wendell (Bayer Leverkusen), Douglas Santos (Zenit de San Petersburgo) o Marcelo (Real Madrid). Actuación de mucho nivel ante un adversario de nivel.

Capitán coraje

El Valencia-Chelsea se jugó al límite, en todos los apartados. El equipo de Albert Celades igualó la batalla física a base de coraje e intención. Los locales superaron a su rival en distancia recorrida, un derroche y una referencia sin precedentes esta temporada en Champions. Se jugó a tumba a abierta, con carreras de área a área. Emocionalmente fue una animalada también. La sucesión de imágenes fue muy potente: Maxi reventando la publicidad estática tras pifiar un remate, las protestas de Garay, la exhalación de Parejo antes del ejecutar el penalti, Gabriel defendiendo su área con la cabeza vendada, las celebraciones, las lágrimas de Jaume Costa tras retirarse -obligado- por el dolor. La foto final de Gayà fue lo máximo. El lateral izquierdo terminó fundido y queda como símbolo de un partido en el que todos lo dieron todo.

Capitán coraje, una vez más. Gayà jugó la segunda parte con el alma, tiró del Valencia CF, se ofreció siempre, hizo de defensa y de extremo, marcando una posición más alta que Kang In en la recta final. Arriba y abajo, arriba y otra vez arriba. El zurdo se derrumbó por el esfuerzo tras el pitido final, padeció una lipotimia, una bajada de tensión que obligó a los médicos a actuar rápido para normalizar la situación. Un bajón después del subidón de 97 minutos de pura adrenalina, después del shock de esa penúltima acción en la que Rodrigo no acertó a rematar el centro que hubiera supuesto mucho más que una victoria, el sueño de los octavos de final de la Champions.

Se mezcló todo, el depósito vacío, el esfuerzo sin la recompensa del triunfo, el golpe anímico. El de Pedreguer se marchó en camilla por precaución. En el vestuario completó la hidratación. Durmió en casa. Todo normal después del partido. El jueves por la mañana fue uno más en el entrenamiento, hizo gimnasio con el resto de titulares. Todo bien, más allá del cansancio natural. Gayà ya está enfocado en lo próximo, jugar y ganar el Derbi ante el Villarreal