El vestuario del Valencia se autoproclama «familia» porque lo siente. Porque desde el primer día hubo conexión ellos dentro y fuera del campo liderados por capitanes de verdad. No es una etiqueta. Es un sentimiento. Hay que remontarse muchas temporadas atrás para encontrar una plantilla del Valencia tan unida y comprometida como esta que desprende tanto fútbol como valores. Sacrificio, humildad, esfuerzo, espíritu de superación, trabajo, compañerismo y por encima de todo equipo. EQUIPO en mayúsculas. No solo se ganaron los elogios de Marcelino García Toral y Albert Celades. Se han ganado el respeto de la afición y eso son palabras mayores en Mestalla. El valencianismo cree en ellos. Se siente representado por sus jugadores.

Este grupo de futbolistas nunca se rindió. Jamás se escondió. Luchó contra viento y mareas internas, se creció ante las adversidades y siempre siempre dio la cara. Se la partió si hizo falta. En las buenas y en las malas. Porque no siempre ganó. El 25 de mayo levantaron la Copa del Rey al cielo de Sevilla. Ahora quieren hacer historia en la Champions League. Llevan dos años y medio peleando por este partido con sabor a final. Atrás quedaron días y días de sangre, sudor y lágrimas para acabar cuartos en LaLiga y competir de tú a tú contra los grandes de Europa en la fase de grupos. El último paso es meter la cabeza en octavos. Contra el Chelsea dejaron pasar una oportunidad de oro. Ámsterdam es la última puerta al cielo. Ha llegado el partido. El premio europeo con el que quiere coronarse esta «familia». El capitán Dani Parejo marcó el camino antes de subirse al avión. «Dependemos de nosotros y creemos en nosotros. Tenemos que ser más fuertes que nunca, más solidarios que nunca y más equipo que nunca». Por el escudo, por la afición, por las arcas del club -ganar significar ingresar 12 millones de euros- y por ellos.

El escenario del Johan Cruyff Arena impone

El desafío contra un Ajax que se juega la vida, aún más. El Valencia estará en octavos siempre y cuando obtenga el mismo resultado que el Chelsea. Podría valer incluso el empate o la derrota. El problema es que los 'blues' reciben en Stamford Bridge a un Lille francés deshauciado en la competición y absolutamente nadie en el Valencia espera la sorpresa en Londres. El equipo se ha mentalizado de que para estar en octavos habrá que ganar. Si o sí. No queda otra.

Este Valencia es tan fuerte mentalmente que se ha acostumbrado a vivir con las lesiones. Las bajas de Jasper Cillessen y Maxi Gómez trastocan, pero no afectan. El holandés fue descartado el domingo por unas molestias en el gemelo. El uruguayo se cayó a última hora por lo mismo. Jaume Domènech y Kevin Gameiro serán sus sustitutos en un once de gala con dos cambios respecto al equipo campeón del Villamarín. Ferran Torres entrará por el lesionado Gonçalo Guedes y Mouctar Diakhaby por el sancionado Ezequiel Garay. El plan pasa por esperar a los holandeses y hacer daño en las transiciones rápidas. El Valencia llega en línea ascedente con el impulso del Derbi. El Ajax viene de su primera derrota en casa ante el Willem II. ¿Y por qué no? El equipo ya ganó en Londres. Se ha ganado el respeto en Europa. La familia es la familia.