En los instantes previos al Valencia CF - Sevilla las cámaras fijaban el foco en Valencia CFSevillaAnil Murthy. ¿Hasta qué punto la afición valencianista iba a pasar factura al presidente del club el gesto con el que mandó callar a la grada el día del Alavés? Unos segundos antes del inicio del partido desde la Grada Joven se escuchó un cántico que esta temporada se está convirtiendo en habitual: «Anil, canalla, fuera de Mestalla». Durante la primera mitad el grito se reprodujo en varios momentos, pero lo cierto es que prácticamente en ninguno llegó a cogerse en las demás zonas del estadio. A pesar de que en la segunda mitad el dominio sevillista de la posesión desesperó al público, escuchándose algunos silbidos, Mestalla se comportó de un modo paciente centrando sus esfuerzos contra las decisiones del colegiado y en ayuda de su equipo, al que empujó a la caza del empate a un gol y hasta el final por la victoria que no llegaría.

El horario de las siete de la tarde en jornada laboral restó ambiente a la previa de un partido de la talla del Valencia-Sevilla. A cinco minutos del inicio del partido Murthy fue el último de los dirigentes de peso en incorporarse al palco. El presidente blanquinegro presenció el tributo al Valencia Inclusivo al lado de su homólogo sevillista, José Castro. Minutos después presidió el choque sentado entre el máximo mandatario sevillista y Juan Cruz Sol, consejero valencianista. Desde el pasado 5 de octubre, cuando se llevó el dedo índice a la boca como respuesta a los gritos en su contra, el equipo no había vuelto a jugar como local. Ayer su salida al palco provocó la indiferencia de los aficionados más cercanos.

A los ocho minutos Murthy volvió a ser el foco de la crítica. No obstante, la mayoría de la grada prefirió conectarse a lo futbolístico, aunque durante largos periodos del partido con la frialdad que genera el juego de los pupilos de Albert Celades. Como el equipo, por momentos, da la sensación que la afición también está por definirse ante la crisis que vive la entidad. La actuación de Kang In y Ferran en el primer acto animó a la grada con unas cuantas acciones, en especial, una buena ocasión del surcoreano. Mestalla premió además el ímpetu de Coquelin

Poco a poco, las gradas se fueron poblando hasta alcanzar una entrada de 37.881 espectadores. El aficionado se enfadó con Celades y Kondogbia Pero, sobre todo, con Del Cerro Grande por su permisividad con los jugadores de Lopetegui. Al descanso y al final se repitió el cántico contra Anil, incluso algún «Peter, vete ya», si bien en la recta final el gol de Sobrinocuyo cambio no había convencido, despertó a una afición que alentó a su equipo en busca de una victoria que brilla por su escasez.

En el palco estuvo una vez más el seleccionador nacional Robert Moreno, que tenía bastantes futbolistas para ver en el campo, quizá incluso al todavía brasileño Gabriel Paulista entre ellos.