El último gran partido de Gonçalo Guedes fue el pasado siete de septiembre, en la victoria de Portugal ante Serbia (2-4), en Belgrado. El atacante hizo un buen gol, con una maniobra marca de la casa, en la que rompió a un defensa -mezclando habilidad y potencia- y puso la guinda con un gran disparo. Guedes concretó la acción que tantas veces ha intentado con el Valencia CFEl penúltimo gol de Guedes, también fue con Portugal. Fue el histórico zarpazo en la final de la primera Liga de las Naciones de la UEFA ante Holanda (1-0), en el Estadio del Dragón de Oporto. La muestra no es casualidad y ha disparado la dicotomía: el Guedes gris y frustrado del Valencia CF, el Guedes feliz y determinante que aparece cuando defiende los colores de su país. Gonçalo ya está a las órdenes de Fernando Santos y el próximo viernes se mide a Luxemburgo, un adversario ideal para coger confianza vía gol. No es su mejor momento, pero el seleccionador le protege y mantiene la fe al cien por cien. Esa condición marca la diferencia.

Por el tipo de futbolista que es, sobre todo, por personalidad, Fernando Santos tiene claro que la única manera de recuperar a Guedes y mantenerlo enchufado pasa por hacerle sentir importante, por darle partidos. El castigo, el banquillo, el cero minutos no funciona. No es un futbolista que entre en combustión desde la rabia o las ganas de reivindicarse con el cuchillo entre los dientes. Gonçalo crece desde el respaldo y la continuidad. Dos cuestiones que sí tuvo con Marcelino, al menos, por titularidad. Esa condición sí la está poniendo en jaque Albert Celades. Por rendimiento y por justicia no hay debate: Guedes merece el banquillo, pero si el plan es reactivar al mejor Guedes, la vía a la portuguesa marca el camino en clave Valencia CF: el paso fundamental pasa por la confianza.