Diez partidos conllevan el tiempo suficiente para tomar el pulso a cualquier equipo que ha iniciado un nuevo rumbo. El Valencia de Albert Celades, quien aterrizó en terreno escarpado el mismo día del despido de Marcelino, se aproxima a los dos meses de funcionamiento con claroscuros en el rendimiento general ofrecido a lo largo de seis partidos de Liga y tres de la fase de grupos de la Champions. Este domingo (21:00 horas, El Sadar) el catalán cumplirá frente a Osasuna su décimo partido en el banquillo con los objetivos pendientes de dar con un estilo que haga reconocible al Valencia y, con ello, engrosar el casillero de victorias de un conjunto al que sólo tres triunfos en nueve encuentros le impiden convivir ya con los primeros de un torneo liguero en el que todos los clubes importantes han perdido más terreno del esperado.

La experiencia en los primeros diez partidos marcó tendencia con el resto de técnicos que han pasado por Mestalla en los cinco años de Peter Lim como máximo accionista. Por ejemplo, diez partidos, con pésimo balance, fueron los que aguantó Cesare Prandelli antes de dimitir por discrepancias en la planificación con el propietario en el paréntesis navideño de 2016. Entre tanto, los bloques de Nuno Espírito Santo y Marcelino García avisaron en una decena de duelos de lo que serían capaces de hacer en sus primeras campañas: Dos cuartos puestos con cifras superiores a los 70 puntos.

A diferencia del portugués y el asturiano, Gary Neville, Pako Ayestaran o el mismo Prandelli no contaron con la ventaja del trascendental trabajo de pretemporada. El inglés, que desde entonces no ha vuelto a ser entrenador, acabó destituido tras 28 partidos, aunque a los diez su Valencia aún no había ganado ni una sola vez en la Liga. Ayestaran, por su parte, terminó renovado en un momento de vacas flacas gracias a la efervescente tranquilidad de los triunfos a Barça y Sevilla. Sin embargo, salvado, el equipo entró en barrena desde el quinto choque con el de Beasain. Tres derrotas antes de final de curso y otras cuatro en el comienzo del siguiente derivaron en su cese.

La situación de Albert Celades, tanto por resultados como por sensaciones, ha arrancado mejor que las vividas por Neville, Prandelli o Ayestaran. Al igual que ellos, el ex jugador criado en Andorra maneja un contexto más complicado que el que tuvieron al fichar por el club Marcelino y Nuno. A la ausencia de semanas de adaptación a la plantilla y amistosos de preparación, se une de manera abrupta la competición directa en Liga y Champions con apenas tres días entre una cita y otra. Lo cierto es que en la etapa de Meriton únicamente Voro González fue capaz de exprimir de la plantilla un rendimiento acorde a la entidad con la temporada ya iniciada. Eso sí, sin las dificultades de la Champions en medio del camino.

De regreso al presente, el Valencia CF vive con la necesidad de que el actual técnico siga una línea de normalidad en los resultados similar a la emprendida en su día por el ex futbolista de l'Alcúdia. Hasta la fecha el equipo con Celades ha sumado la mitad de los puntos en liza en la Liga y el 45% de los nueve disputados en Champions. Después de algo más de mes y medio con el ex seleccionador sub-21 al frente el grupo se adentra en el tramo en el que debe subir posiciones en la Liga y pujar por los octavos de final de la Liga de Campeones.

Por el momento, el Valencia de Celades navega entre dos aguas tanto en la definición de un estilo sobre el campo como en su hoja de resultados. Llega la hora de la verdad para un técnico que ha recurrido a todos los jugadores disponibles, a excepción de Mangala, y a diferentes sistemas (4-4-2, 4-1-4-1 y 4-3-3) con luces como San Mamés -donde se despertó tras un primer momento de dudas y puede servir de ejemplo para El Sadar- o Stamford Bridge y sombras como las de Lille o los empates con Leganés y Getafe. Los futbolistas han respondido con profesionalidad y actitud al cambio en el proyecto por el que apostó Lim. Ahora es también un momento de entrenador.