La lesión de Cristiano Piccini ha sido uno de los golpes más duros del año que acaba. Primero, por lo que ha supuesto y supone para el italiano, que levantó el telón de la temporada cargado de confianza y ha tenido que modificar el foco de manera violenta: de competir por la titularidad a atravesar el quirófano por una grave lesión. La prioridad desde el 28 de agosto es un trabajo importante, pero distinto. Segundo, porque también desorientó la planificación. La plantilla perdió al único lateral derecho puro y obligó al club reforzar al límite una posición no programada. Cuatro meses después, Piccini afronta la parte final del proceso con las ideas claras y la mentalidad fortalecida. En la cabeza del italiano hay una fecha y un partido ideal subrayados: 10 de marzo, horario Champions, octavos de final -vuelta- en Mestalla.

Desde que asumió el cargo, Celades. Luego se han sucedido otras lesiones, pero Cristiano (27 años) es una pieza sustancial en el Valencia ideal de Celades por cualidades y especialidad; por eso, se mira al mercado y -por eso- se busca un lateral derecho que no trabe su reincorporación a medio plazo.

Toda Italia pendiente

Por los alicientes obvios y también por los tiempos, la visita de la Atalanta está en su mente: un adversario italiano, un choque que será seguido con mucha atención en su país, la mejor competición de clubes del planeta, la posibilidad de firmar la clasificación para cuartos, la intención de ayudar al equipo desde el terreno de juego. El jugador apunta.

Piccini se rompió unos días antes de la lista de Roberto Mancini para los partidos ante Armenia y Finlandia, valederos para la clasificación para la Eurocopa de 2020. En las quinielas de los especialistas estaba el nombre del valencianista como alternativa. Se la jugaba con Mattia De Sciglio (Juve). Alessandro Florenzi era la opción A, una condición que ha sostenido y pretende mantener como sea. Ese es uno de los motivos que le ha llevado a sondear la posibilidad de dejar su querida Roma. La Eurocopa queda lejos y Mancini tiene el bloque perfilado, pero en el fútbol no hay sueños imposibles. Llegar fuerte a primavera es fundamental, pese a la presencia al alza de Giovanni Di Lorenzo (Napoli).

Capacidad mental probada

La confianza de Paulo Fonseca tiene la llave que abre la puerta de salida en el caso de Florenzi. Sin embargo, si la intención del Valencia es proteger a Piccini y respetar a Daniel Wass, la competencia entre laterales con la misma raiz extraña. Aunque la prioridad es siempre mejorar, existen unos códigos. Durante este tiempo, Cristiano está demostrando una fortaleza mental a la altura de las circunstancias. Lejos de dejarse caer, el florentino ha dado un paso al frente. Sacrificio y madurez se han cogido de la mano. La gente que le rodea insiste en que es una roca. La recuperación avanza de forma muy positiva. La lesión fue muy seria; la fractura de la rótula fue absoluta y el tiempo de recuperación -más de cinco meses- exige una fuerza mental que ha tenido.

Poder físico tremendo

El 23 de diciembre se cumplió un año del gol en tiempo extra que sirvió para superar al Huesca (2-1) en Mestalla. Ese gol agónico en el 94 fue una explosión de vida, un triunfo clave desde el punto de vista emocional camino de la cuarta plaza. Piccini es uno de los futbolistas más fuertes en el apartado físico de la plantilla. Por planta (1,89 de altura), impresiona. Necesitará tiempo para coger ritmo, seguridad y agilidad. La previsión es que a finales de enero-principios de febrero se readapte a la dinámica del equipo. Para competir y coger tono necesitará dos o tres semanas. Al partido de ida de los octavos de Champions llegaría muy justo, salvo que avance mucho. El Valencia-Atalanta es una cita para tener opciones reales de optar a la titularidad. Piccini es uno más de la familia. En estos meses ha sufrido desde casa y ha celebrado con orgullo partidos como el de Ámsterdam. Ya ha superado los 100 días de recuperación, ha empezado a trotar y la Atalanta emerge como ideal por tiempo, forma y fondo. Reto y sueño.