Valencia CF y Real Madrid fueron dos espejos sobre la pizarra, pero con intenciones diferentes y con un plan roto por el gol olímpico de Toni Kroos. Celades buscó calcar el partido de hace unas semanas en Mestalla, contener hasta encontrar el momento de ser agresivos y cazar al equipo de Zidane en un error. En esta ocasión, la pifia llegó en área propia, demasiado pronto para generar dudas al rival. Adiós al objetivo del partido largo. De hecho, al Madrid le sobraron minutos y dominó -como era su intención- desde el poderío de sus cinco centrocampistas: Valverde por derecha, Isco por izquierda, doble pivote Casemiro-Kroos y Modric de mediapunta. Jovic entró como nueve, pero el que resolvió el asunto de Benzema fue Luka Modric. Los blancos llegaban con problemas para hacer gol e hicieron tres, sin su máximo artillero.

Uno de los focos de la previa estaba en qué ausencia se iba a sentir más, si Rodrigo o Benzema. Más allá del resultado, que responde a la cuestión de forma rotunda, el impacto de la baja del atacante valencianista fue tremendo. Primero por lo obvio, perder a un futbolista vital en el juego. Después, por lo que implicó su falta en el planteamiento: cambio de esquema (4-4-2 por 4-2-3-1), con Parejo de mediapunta, lejos de la base donde su capacidad de mando toma volumen, perdido por detrás de Gameiro, hundido entre Coquelin y Kondogbia. Maxi se quedó en el banquillo hasta la hora de partido, cuando se recuperó la vía del doble nueve.Casemiro y la agresividad

Para repetir el partido de Mestalla faltaba Rodrigo y Parejo, en su mejor posición; el 10 tampoco tuvo el impacto de Modric, que tiene otras condiciones para hacer la mediapunta. El despliegue de Valverde y la movilidad entre líneas de Isco fue un abuso sobre un Valencia metido atrás en exceso. Cuando dio un paso al frente sí dejó la sensación de poder intimidar a la contra. Otra diferencia respecto al último Valencia-Madrid fue Casemiro, el número de duelos ganados.