El Valencia CF de la Valencia CFChampions en Jedah. La desconexión del equipo de Albert Celades transcendió lo futbolístico y la ausencia de un jugador capital como Albert CeladesRodrigo Moreno. Fue total y absoluta. El Real Madrid no sólo dominó el juego y el resultado, sino también la mayoría de los valores estadísticos de la primera semifinal de la Supercopa de España. En Arabia Saudí la inconsistencia general, a sólo dos partidos de haber podido alzar un título, resultó alarmante. Es más, desde la debacle en El Sadar ante Osasuna (3-1) del pasado 27 de octubre -con un jugador menos por la roja a Rodrigo en el minuto 29-, el Valencia no había aglutinado registros tan pobres referentes a los niveles de intensidad en un partido como los del miércoles contra el conjunto blanco.

Los de Zinedine Zidane que redujo la respuesta y las energías de los de Celades. Únicamente tres de los titulares valencianistas rebasaron en sus posiciones medias la línea del centro del campo. El Madrid se impuso a un lado y otro. En presencia ofensiva, posesión del balón y remates a portería, y además en atención defensiva, apoyos al compañero y tensión competitiva. La escasa historia de la semifinal nada tuvo que ver con el empate a un gol de hace menos de un mes en el choque de Liga en Mestalla. Esta vez en Jedah, el equipo de 'Zizou' venció en los duelos físicos, robó más balones, cometió menos pérdidas y superó el ínfimo bagaje de faltas realizadas por el Valencia (7) en un día donde los aficionados blanquinegros se quedaron esperando una versión mucho más aguerrida de su equipo.

No obstante, la cantidad de faltas cometidas de modo aislado es un medidor de intensidad insuficiente, en especial, con un Valencia que se caracteriza por no abusar a la hora de frenar al rival contra el reglamento. De hecho, los de Celades son el tercer conjunto de la liga española que menos faltas hace (218) tras Barça. Sin ir más lejos, la conquista de Ámsterdam frente al Ajax se dio con un número de faltas idéntico al de la Supercopa, si bien en Holanda los valencianistas se impusieron en más de 60 disputas, perdieron menos pelotas e igualaron el número de recuperaciones de los ajaccied. Evidentemente, las faltas o amonestaciones por acciones de juego sí funcionan en conjunto con otras estadísticas, como las recuperaciones, las pérdidas o los duelos ganados, como un parámetro válido para calibrar tanto la tensión como la atención colectiva sobre el terreno de juego.

El dato clave, duelos ganados

Los registros estadísticos clasifican la imagen dada en Arabia Saudí. En la lista de 23 partidos a las órdenes del técnico catalán, únicamente en tres ocasiones el equipo ganó menos duelos que los 43 ante el Real Madrid: 38 frente al Levante en Orriols -escenario en el que los blanquinegros, antes de la remontada, estuvieron desconectados durante más de 45 minutos-, 39 en Pamplona y 32 en el Camp Nou, pocos días después del terremoto que generó la destitución de Marcelino como entrenador.

La cantidad de duelos ganados, tanto en jugadas en el suelo como en el aire, es un indicador de intensidad más aproximado que otros por separado para reflejar el ímpetu con el que un equipo presiona al otro con tal de incomodar el juego. Por ejemplo, el 15 de diciembre el Valencia se impuso en este tipo de disputas dejando al Madrid con sólo 38 duelos ganados. Asimismo, a finales de septiembre cuando los blanquinegros pasaban por una crisis de identidad y sufrieron dos empates contra Leganés y Getafe en ninguno de estos partidos bajó los brazos. En ambas citas superó ampliamente en el número de duelos a los conjuntos del sur de Madrid.

El Valencia-Real Madrid de Arabia, en cambio, fue una tormenta perfecta en contra de los de Mestalla. La inconsistencia del equipo se tradujo a través de cada uno de los factores en cuestión: Faltas, robos, duelos, pérdidas, recuperaciones, despejes... Y en todos, salvo en el número de balones perdidos -puede observarse en la tabla-, el equipo estuvo por debajo de la media ofrecida desde la llegada del ex seleccionador nacional sub-21. Una circunstancia sólo empeorada en una cita con Osasuna en la que el Valencia desapareció a partir de la media hora.

Las pésimas sensaciones que dejó la semifinal de la Supercopa entre los aficionados coincide con lo reflejado por la estadística. Lo vivido en Jedah ya forma parte, junto al 5-2 en Barcelona, el 3-1 de Pamplona o el triste empate a un gol en Lille, de las mayores desconexiones en cuanto a intensidad y actitud del Valencia de Celades.