En Palma estaban todos en alerta por el temporal menos el Valencia, que no cogió ni paraguas. Normal que le cayera encima la del pulpo: tres goles en la primera parte, un cuarto en la segunda y noventa minutos de ridículo. Una paliza de las que calan hasta los huesos. Para el Mallorca, que de la borrasca 'Gloria' solo se llevó el nombre, el partido no tuvo nada de tormentoso. Con Salva Sevilla y Budimir al timón fue un paseo en barca. Para el Valencia, un Titanic. Además, en la jornada en la que tenía una bala de oro para la Champions. Perdida, como todo el equipo, que se ha quedado clavado en pleno despegue.

Nada hacía sospechar que el Valencia, capaz de sortear mil y una adversidades, se iba a resquebrajar ahora. Todavía menos que fuese tan sencillo que eso ocurriera. En Son Moix es cierto que ya habían caído otros grandes, pero ninguno se fue al suelo tan rápido ni oponiendo tan poca resistencia. De golpe y porrazo el Valencia vuelve a ser irreconocible. De las certezas otra vez a las dudas. Las del sistema, porque lo mismo tuvo que se volviese al 4-4-2. Las de la portería, donde la única parada de Jaume fue con el banderín en alto. Las de Celades, que es ahora cuando parece nuevo. Las de la falta de actitud e intensidad, dos males que se daban por desterrados. Las de Rodrigo, en cuya ausencia Maxi y Gameiro tuvieron un estreno catastrófico juntos. Las de la defensa, donde sin Garay el balón se hizo bola. O las de Parejo, rigurosamente expulsado pero mucho más cómodo en el sofá de Broncano que este domingo en el centro del campo.

Hay veces en las que la primera impresión es la que cuenta y la del Valencia fue premonitoria. Gabriel, de rodillas, se echaba la mano al tobillo después del primer desbarajuste. Soler y Wass no se encontraban y el equipo ni se movía, como si se hubiese plantado en el campo a ver qué pasaba y necesitase que el árbitro repitiese el pitido. El partido estaba en marcha y al Valencia le entraba la tiritona. A Jaume debió recorrerle por dentro un sudor frío con un centro chut a la red por fuera. Igual que en la Supercopa, y aunque el Mallorca no sea el Madrid, un error grosero iba a cambiarle del todo el paso. El lío para sacar el balón jugado, una constante toda la mañana, fue morrocotudo. Sin duda carne de video. Otra vez Jaume, mascándose la tragedia, veía cómo el balón se paseaba por el área pequeña. Una jugada sin futuro. Parejo, al que esa amarilla le costaba el partido del Barça, hizo falta.Y en el saque la defensa dejó suelto a Raíllo, que cabeceó libre de marca a gol. Un manual de cómo no hacer las cosas a balón parado.

Parecía que peor, imposible. Craso error, quedaba margen para que el estropicio fuese a más. Como se le estaba dando tan bien hacerlo, Coquelin intentó salir del área con el balón al pie. El control se le fue y el Mallorca, que ni en sus mejores sueños habría imaginado una victoria tan en bandeja, volvió a encontrarse con un gol casi sin querer. Visto que no tenía rival, el equipo de Vicente Moreno se envalentonó y con una marcha más trató de cerrar el asunto por la vía rápida yéndose a por el tercero. Tras una triangulación en la frontal, de escuadra y cartabón, lo consiguió nuevamente Budimir, que de paso dejó sentado a Diakhaby. Jaume se estiró, pero el disparo cruzado no cambió de dirección después de tocar sus guantes. Se confirmaba que la borrasca no sólamente era metereológica. El Mallorca, saltándose sus limitaciones, se llevaba al Valencia por delante. Y las circunstancias lo hacían con Cheryshev, sustituido a dos minutos del descanso. El ruso se fue por problemas físicos, no por ser el cabeza de turco del desastre. Para eso habría servido cualquier otro.

El equipo volvió en el segundo acto igual de abatido e insustancial que se había marchado. La vida seguía igual. El Mallorca tardó la friolera de 20 segundos en chutarle.Y cinco minutos en quedarse en superioridad numérica. La amarilla, todo sea dicho, fue excesiva, aún más que la primera. Un agarrón de los que hay mil pero que Parejo tampoco se preocupó en disimular. Quedarse con uno menos tampoco iba a afectar a un equipo que no había dado visos de reaccionar. Sin sentido ni cabeza ni ideas ni nada, al Valencia ya nadie lo esperaba. Así que el Mallorca siguió a lo suyo y marcó el cuarto. Había salido Kang In, pero de relleno. Y continuaba intentándolo Ferran, cuyo gol no sirvió ni para maquillar el desastre. Hace falta chapa y pintura. Y un paraguas para aguantar el chaparrón.

Ficha técnica del Mallorca - Valencia:

4-Mallorca: Reina; Fran Gámez, Raíllo, Valjent, Lumor; Lago Junior (Take Kubo, min. 80), Baba, Salva Sevilla (Febas, min. 69), Dani Rodríguez; "Cucho" Hernández (Pozo, min. 63) y Budimir.

1-Valencia: Domenech; Wass, Gabriel Paulista, Diakhaby, Gayá; Carlos Soler, Parejo, Coquelin, Cheryshev (Ferrán Torres, min. 43); Gameiro (Lee Kang-in, min. 61) y Maxi Gómez.

Goles: 1-0, min. 6: Raíllo; 2-0, min. 22: Budimir; 3-0, min. 42: Budimir; 4-0, min. 79: Dani Rodríguez; 4-1, min. 81: Ferrán Torres.

Árbitro: Melero López (Comité Andaluz). Expulsó al valencianista Dani Parejo en el minuto 50 por una polémica doble amonestación. Amonestó a Antonio Raíllo, Salva Sevilla, Manolo Reina del Mallorca; a Francis Coquelin, Ferrán Torres, del Valencia.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo jornada de LaLiga disputado en el estadio Son Moix ante 9.856 espectadores, 300 de ellos aficionados del Valencia. La borrasca "Gloria" dejó abundantes lluvias y rachas de fuerte viento en la capital balear. El drenaje del terreno de juego mallorquinista resistió la gran cantidad de agua caída antes y durante el encuentro.